No se pierdan la denuncia de CONCAPA (Confederación Católica de Padres de Alumnos) sobre el Colegio Santo Ángel de Albacete. Los padres protestan porque los pérfidos profes llevan a los niños a rezar al oratorio, lo cual da muestra de su radicalismo.

Vamos, que rezar es propio de fascistas redivivos, si ustedes me entienden. Síntomas de esta ultraderecha es que los niños acuden con velas, alfombras (me imagino que no les harán cargar a los niños con alfombras, eso sería muy criticable) a la capilla. Y esto es vergonzoso, mire usted, que la forma de las velas evoca al fascio, como todo el mundo sabe.

Anta tamaña, y tan ilustrativa, chorrada, conviene aclarar lo siguiente:

Los cristianos no somos los que creemos en Cristo sino los que amamos a Cristo. El demonio tiene una fe enorme, ni un asomo de deuda en la existencia de Dios y en que ese Dios es el Cristo encarnado, pero tiene poca caridad, así que es poco cristiano.

No sólo eso: los cristianos no somos lo que sabemos mucho de doctrina -esos son los teólogos, y entre ellos abundan almas santas, mezcladas con los más acreditados cabrones que en el mundo han sido- sino los que hablamos con Cristo, es decir, los que rezamos. Y la educación cristiana no consiste en enseñar el hecho religioso, expresión que siempre me ha parecido una mariconada de mucho cuidado, sino en enseñar a rezar, es decir, en rezar. Y más: formar a un niño en la cristiandad no consiste ni tan siquiera en enseñarle el catecismo, aunque también, sino en que se dirija a su creador, en que tenga vida contemplativa.

Así que los directores del Santo Ángel, colegio de ideario católico, ergo hacen muy bien en rezar cada día, naturalmente en el oratorio (no lo van a hacer en la piscina). A ninguno de los padres protestones se les ha obligado a llevar a sus hijos a ese centro y nadie les ha engañado sobre la enseñanza que iban a recibir.

De hecho, lo que no acabo de entender es que un padre lleve a su hijo a un colegio católico y luego califique de radical el rezo. Y hay que tener cara, porque son los padres laicos (otra reiteración, inventada, supongo, para distinguirlos de los padres curas) que se dedican a pervertir la muy legal enseñanza de la religión en colegios laicos, colocando profesores que enseñan religión mientras se burlan de la Iglesia.

Es decir, que los rectores del Santo Ángel de Albacete nos acaban de dar una gran lección sobre libertad de enseñanza y sobre enseñanza cristiana: ahora sabemos lo que antes sospechábamos: que el cristianismo, y la educación cristiana, consiste en rezar... aunque hablar con Dios, según la modernidad, sea una muestra clara de fascismo. O así, que dijo un vasco.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com