Conviene recordar que tanto el presidente Zapatero como la vicepresidenta De la Vega le desautorizaron con el argumento de que la fortaleza de la economía española y la solvencia de nuestro sistema financiero harían que el impacto de la crisis fuera "mínimo". Pero los mercados están "secos". Los operadores y el vicepresidente insisten en que se trata de una crisis de liquidez y no de solvencia. Pero cuando la crisis de liquidez se alarga, se convierte en crisis de solvencia por la vía rápida.
Además, el propio comisario Almunia, en su comparecencia ante el Parlamento Europeo, trató de restar importancia a la crisis y reiteró que no recortarían las previsiones económicas del 2007 formuladas en primavera. Si acaso, la crisis afectará "unas décimas", señaló en un almuerzo con empresarios celebrado la pasada semana.
Pero Almunia también señaló que "todavía es pronto para evaluar el impacto de la crisis". Es decir, la "incertidumbre" que Solbes y Rato explicitan. Por lo demás, el director gerente del FMI, apunta a la necesidad de que los reguladores revisen el perímetro de consolidación de las entidades financieras para evitar que queden fuera de balance determinados instrumentos financieros. O dicho de otra manera, es ya hora de incrementar la transparencia en los mercados bancarios. Una buena lección. Esperemos que no sea tarde, porque Rato señala que la crisis será "dolorosa", aunque de efectos "limitados". Ojalá. Toquemos madera.