Mariano Rajoy (en la imagen junto a Durao Barroso) no pide disculpas por llegar tres cuartos de hora tarde a su cita con la prensa en Moncloa, en la tarde del viernes, en compañía del todavía presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. A lo mejor estaba pensando en su sucesor, que podría ser el actual ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo.
Rajoy llega tarde, habla rápido y no oculta sus ganas de terminar cuanto antes. Como su segunda, Soraya, desprecia a la prensa. Pero este se lo pone fácil. Así, los periodistas españoles preguntan por consenso. Es lo mejor para que cunda la pregunta tópico. Por cierto, se hace con la excusa de hacer preguntas más duras y al final, por mor del consenso, se lo ponen fácil. Por ejemplo, en lugar de preguntarle por el aborto le preguntan por el consenso sobre el aborto. En definitiva, le preguntan por si debemos matar a 100.000 o a 110.000 niños. Consenso progre, que le dicen. Mejor sería que cada periodista preguntara lo que le viniera en gana.
Naturalmente, Rajoy responde a cuatro preguntas en 30 segundos. Sobre el aborto ya lo ha dicho todo Soraya, sobre Cataluña ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Vamos, una coña.
Barroso, naturalmente, no se moja sobre Cataluña al igual que Mariano Rajoy no se moja sobre Escocia. De hecho, barre para casa y lo único que recuerda es el informe hecho público el viernes en el que se dice que una Escocia independiente tendría que volver a pedir el ingreso en la Unión Europea.
Dos mensajes: España va bien, lo que pasa es que no nos damos cuenta. Segundo mensaje: para las próximas elecciones europeas no quiere partidos eurófagos ni populistas. Vaya, que quiere que veamos a los de siempre, al PSOE y al PP, preferentemente al PP, pero para dar una idea de democracia se requieren al menos dos opciones. Por lo demás, todos friquis. Lo cual, en momento de crisis profunda, resulta llamativo: a lo mejor los ciudadanos querían alguna alternativa.
Lo único distinto lo dijo Barroso. Por una parte, que España debería afrontar la gran diferencia entre contratos laborales fijos y temporales. Bien hecho. Y otra pregunta -de los periodistas extranjeros, naturalmente- sobre Cuba: colaborar con Cuba sí pero Cuba debe dejar de practicar el deporte de la persecución ideológica.
Me empieza a preocupar la sosería del presidente del Gobierno de España. Debe ser por la crisis. Fíjense si me habrá aburrido, que he terminado esta crónica al mismo tiempo y hora en la que terminaba de hablar el presidente del Gobierno.
Eulogio López
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