La Organización de las Naciones Unidas invitó a todos los países del mundo a impulsar eventos televisivos centrados en causas como la paz, el progreso económico y social, la seguridad y la coexistencia entre mortales de heterogéneas culturas.

Hay que diseñar una televisión más abierta, más libre desde la pluralidad y la diversidad, ya que es una ventana abierta al mundo de las distintas perspectivas que animan sus correspondientes proyectos informativos.

Los anhelos primarios de la televisión deben ser informar, enseñar y recrear. La Federación de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes asevera que los programas basura son "un cáncer cuya metástasis, tiende a invadirlo todo". Es necesario eliminar de las parrillas todos estos programas degradan a los telespectadores.

La telebasura vino de la mano de Gran Hermano, un "reality show" donde una tropa de participantes, residen en una mansión incomunicados y con filmadoras observándolos las 24 horas del día. Deberán eclipsar las destituciones que la audiencia sentencie y así lograr la recompensa final. El programa televisivo fue fundado por el neerlandés John de Mol (en la imagen). Algo aberrante. La concursante Noemí se ha desnudado completamente en Gran Hermano 12 1.

Por otra parte, los expertos publicitarios de Italia se han rebelado contra la "televisión basura" sugiriendo a los patrocinadores que eludan anunciarse en programas del mal gusto, violencia y erotismo.

La voz de alarma la dio Mario Mele, responsable de M & MC, la mayor agencia de medios italiana. Transmitió un mensaje claro: "Publicidad y televisión basura no pueden convivir". Con estos programas aumentan las audiencias que son de bajo nivel cultural y por lo tanto la imagen de los productos anunciados durante las peleas, puñetazos y otras vilezas acumula solamente aspectos negativos. La violencia no beneficia la imagen de la marca.

Los estudios realizados por la Federación Italiana de Psicólogos confirman que un espectador que ha seguido una transmisión de tonos agresivos, rechaza instintivamente la publicidad que se le ofrece luego ya que puede asociar el producto con una imagen negativa.

Existe una frontera entre lo violento y lo no violento, lo moral y lo inmoral. Ese límite no puede ser traspasado por respeto a los telespectadores. Asevero, con vehemencia, que la telebasura es un problema más grave que el terrorismo o las drogas. La telebasura degrada al ser humano.

No podemos consentir que se produzca la aseveración de Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro: "Si el vulgo es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto".


Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com