Y entonces va el presidente, transido de emoción, y se lanza en plancha: "Dolores de Cospedal es una mujer que nunca me ha dicho no". Hombre, Mariano, estas cosas hay que cuidarlas, que la gente es muy malvada.

Todo el Gobierno, todo el Partido Popular arropaba a su adalid manchega, señora de nada triste figura, a la que han enviado a luchar contra Bárcenas y los jueces, al grito de ¡qué chica más valiente y más idiota: se come todos los marrones!

Eso sí, como puede verse, Rajoy (en la imagen junto a Rubalcaba) habla tan mal como Cospedal y ese es un problema para el Partido Popular. Asegura la secretaria general del PP que le alegra que los casos de corrupción se generalicen. ¡Pues está lista! Nunca hay que judicializar la justicia no politizar la justicia, pero es que, aquí y ahora, en España, el PSOE sigue controlando a jueces y policías, y claro, la tarea de domadora entre leones resulta compleja.

Tiene razón don Mariano: ella nunca dice no.

En el entretanto, Rasputín Rubalcaba, inasequible al desaliento catalán, continúa preparando su particular modo de hacer política. Con el PSOE envuelto en las habituales hipocresías progres (Óscar López: "Me cegó la oportunidad de echar de la política a un acosado". Pero ¡qué chico más comprometido!). Rubalcaba necesita algo más fuerte, que le asegure el liderazgo en un partido y que, al mismo tiempo, tumbe al PP. Porque el PP marcha mal en las encuestas pero sus votos no los recoge el PSOE. En definitiva, necesita otro 11-M.

Como no parece programable un atentado, el nuevo 11-M de Rubalcaba se llama corrupción. La verdad es que los casos de corrupción del PSOE son iguales o peores que los del PP, pero eso puede disimularse. Ahora, Gómez Bermúdez, un juez estrella y progresista, ya se encargó de Bárcenas y el inefable jefe de la unidad policial UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), Manuel Morocho, entusiasta del PSOE, son los instrumentos adecuados. Morocho es un apasionado del PSOE y puede resultar muy útil. Ahora bien, se necesita un gran escándalo, un superescándalo. Y si no lo es, que se pueda ventilar como tal.

En definitiva, todos pendientes del bien común.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com