Los suizos -tiene bemoles que nos den lecciones los suizos sobre austeridad corporativa- han decidido en referéndum reducir los salarios y prebendas de los directivos de las grandes empresas.

Luis de Guindos, ministro de economía (en la imagen), amenaza con aplicar la doctrina que ya se debía haber aplicado hace dos décadas: que sean los accionistas, es decir, los propietarios, no quienes sean informados de lo que cobran sus empleados, los ejecutivos, sino que decidan cuánto cobran. Siempre con el respaldo europeo, claro está, porque aquí no se hace nada si no lo hacemos todos a la vez.

Y alegrémonos, porque el anuncio de De Guindos significa que, por primera vez, nos disponemos a poner coto a los salarios de los ejecutivos.

Hasta el momento, sólo pedía información sobre las retribuciones de los consejeros. Consejeros, que, en puridad, no deberían cobrar nada. Esa es la norma que impuso Luis Valls en el Popular: un vocal del Consejo cobra sus dividendos, al igual que cualquier otro accionista. Es más, Valls lo hizo mejor: sí había en el 'Popu' participación en beneficios, pero se dedica a obra social. Con razón decía aquel gran banquero que el Popular "era una caja de ahorros ilustrada".

En cualquier caso, ¡bien por De Guindos! Ahora, a ejecutar la media cuanto antes.

Eulogio López

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