La miseria es el grado más terrible de pobreza pues roba a la gente de toda esperanza y hoy en día existe demasiada clase de esta pobreza en el mundo.

Sr. Director:

En el primer día del Nuevo Año 2009, el Papa Benedicto XVI nos dijo en su discurso que abracemos la pobreza evangélica para así destruir la pobreza que Dios no quisiera que ningún ser humano sufriera como es la pobreza que impide que la mayoría de la gente y sus familias vivan de acuerdo con su dignidad.

Esta clase de pobreza ofende la justicia e igualdad entre los seres humanos y por lo tanto significa una amenaza grande a la paz entre nosotros.

La pobreza que Dios No quiere incluye la pobreza de vida que no es solamente material. Esta se manifiesta en formas de pobreza que vemos en las Naciones ricas y desarrolladas como son la marginación y miseria emparentada que son miseria moral y espiritual.

La miseria es el grado más terrible de pobreza pues roba a la gente de toda esperanza y hoy en día existe demasiada clase de esta pobreza en el mundo.

Según el Papa la miseria no puede ser eficazmente combatida si no existe una tentativa de igualdad que pudiera lograrse, reduciendo la desigualdad entre las personas que todo lo tienen y aquellas que carecen de todo lo más necesario para vivir.

La pobreza del nacimiento de Cristo en Belén, además de ser un objeto de veneración para todos los cristianos es también una escuela de vida para los humanos. Con su humilde nacimiento en un pesebre, Cristo nos dice como combatir la miseria, la material y la espiritual, a través de la solidaridad pues fue esta la forma que Jesucristo eligió al compartir con nosotros "la humanidad de nacer vivir y morir como cualquiera ser humano".

En estas crisis económicas Mundiales, el Papa Benedicto XVI nos exhorta a que adaptemos una nueva forma de pensar sobre todo ahora con el actual estado de las crisis económicas en todo el mundo.

Benedicto XVI nos dice en su discurso, que en nuestra nueva forma de pensar y actuar deberíamos de eliminar el despilfarro y la ambición, y por el contrario crear, dentro de todos nosotros, un sentido más grande de responsabilidad y solidaridad humana con los desafortunados.  

Concepción M. Losada

gavia39@yahoo.com