Dicen que Ana Pastor es una de las candidatas a la paridad, es decir, a ir de número dos en las listas por Madrid tras Mariano Rajoy, su gran valedor. Seguramente será cierto, porque como decía Luis Valls: "Desengáñate, amigo, esta profesión no admite gente brillante".  Una maldad de don Luis, claro, pero que en Rajoy y en el PP se hace carne: si algo le molesta a don Mariano es la proximidad de gente brillante. La gente brillante no es necesariamente inteligente, pero siempre es ambiciosa. En el bando enemigo, lo mismo le ocurre a ZP con Pedro Solbes, y así les luce el pelo.

Lo cierto es que doña Ana, responsable junto a Juan Costa del programa del PP para las próximas elecciones, acaba de ofrecer, en el mercado electoral, guarderías gratis desde los 0 años. Decíamos ayer que podía haber ofrecido guardería para los nonatos, así como para los embriones congelados en las clínicas FIV.

El Imperio británico, gran potencia mundial del siglo XIX se hundió con la era victoriana, en la que los niños fueron arrebatados de sus padres y trasladados al colegio, a ser posible al internado. España no se puede hundir como potencia, porque desde Felipe II no lo es, pero llevamos el mismo camino de caída libre por plano inclinado. Días atrás, el diario El País, en un editorial en defensa de la Educación para la Cuidadanía, planteaba que muchos padres no están preparados para inculcar a sus hijos valores democráticos. Sospecho, sólo sospecho, que se referían a los 15.000 padres que han objetado. Sin embargo, miren por dónde, resulta que los profesores de EpC, el Ministerio de Educación que induce los contenidos de EpC y, naturalmente, los editorialistas de El País, sí que lo están.

La idea es la misma: El Estado toma el papel de los padres, como educador de sus hijos. De la maternidad a la guardería, a los 6 al cole, cuantas más horas mejor. Así se preparan buenos ciudadanos y lo que es más importantes, buenos contribuyentes, gente poco formada pero muy instruida. Probablemente se le esté privando al niño de los mejores años de su vida, pero es el precio que debe pagar una sociedad con líderes como Ana Pastor, tan preocupados por la conciliación de la vida laboral y familiar, que han decidido destruir la familia para salvar, no el empleo de la mujer, sino su rendimiento para los/las empresarios/as. Chesterton decía aquello de "2.000 mujeres gritan: ‘no queremos que nadie nos dicte' y acto seguido van y se hacen dactilógrafas". No querían ser reinas en su casa y prefieren ser esclavas en la oficina. Ahora, 100 años después, cuando la condición de la mujer ha mejorado tanto fuera del hogar que alguna incluso ha pasado de esclava a negrera, damos un paso más: si el niño estorba la carrera profesional de la madre, métele en una guardería nada más nacer. Te lo van a tratar de madre. O quizá no, pero al menos no estorbará. Es decir, que la derecha española está planteando el siguiente programa de vida: de la maternidad a la guardería, de la guardería al internado, y del internado a la oficina del fisco… sin pasar por casa.

Insisto: "El PP debe ser destruido", aunque sólo sea porque no podemos destruir a Ana Pastor, la misma ministra, recuerden, que inició en España el proceso de homicidio de embriones humanos ‘sobrantes', utilizado como cobayas. El PSOE, lo único que hizo fue aumentar las posibilidades, ser más bestia, en cantidad, que no en calidad, que el PP.  

Eulogio López

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