De ningún modo podemos permitir que los socialistas portugueses de José Sócrates se salgan con la suya y lancen otro referéndum para legalizar, aún más el aborto, en Portugal. El mismo ponente de la petición de consulta popular, ilustrísimo, honradísimo y nobilísimo diputado, Alberto Martins, ha expuesto la causa principal para reclamar el aborto en Portugal, una causa muy original, por cierto : algunas de sus ciudadanas, a las que él tanto ama, se ven obligadas (¿obligadas?) a someterse a abortos en condiciones poco higiénicas o a trasladarse a la vecina España para abortar.
¿Se dan ustedes cuenta de la gravedad del asunto? Si se liberaliza el aborto en Portugal, las portuguesas no podrán acudir a las clínicas aborteras españolas. Por ejemplo, Dator, el mayor matadero existente en España, con cerca de 10.000 abortos al año, todo un récord de producción, podría perder clientes a mansalva. Nos ha costado años de esfuerzos convertir a España en el matadero del aborto, con las técnicas de degüello, abrasamiento, aspiradoras letales o simple troceamiento, tecnológicamente más avanzadas de toda Europa. Ahora vienen los portugueses y pretenden estropearnos el negocio. Es evidente que el Gobierno debe proteger a la industria española y, siempre con diálogo y buen talante, convencer a D. José Sócrates de que un segundo referéndum está de más.
En cualquier caso, queda claro que el Imperio de la Muerte maneja con mucha soltura e indudable eficiencia los resortes democráticos: ¿que pierdes un referéndum? Pues convocas otro y a correr. Ya saben, como el chiste del sacristán: Hija mía, date por jodida (con perdón). Servidor, al final, ha llegado a la conclusión de que la obsesión del Imperio de la Muerte por el asesinato del ser más inocente e indefenso no tiene nada que ver con el aborto, porque pueden no tener conciencia pero seguramente tienen estómago. No, se trata de algo más: el aborto es mucho más que el aborto, es toda una filosofía de vida. No se trata de abortar: saben que pueden. De lo que se trata es de convertir el aborto en norma positiva y luego en normal moral. Es decir, se trata de pervertir con toda la fuerza del Estado, naturalmente.
Eulogio López