Decíamos ayer, que el felipismo busca un recambio para el desastre Zapatero, al que la Presidencia Europa no le sienta nada bien: sus vergüenzas parecen ampliarse a la vista de 500 millones de ciudadanos. Ahora bien, los zapatistas siempre han respondido que Felipe González no tiene candidato. Ni Javier Solana ni Joaquín Almunia ni nadie de la vieja guardia está capacitado para llevar adelante una campaña electoral y, lo que es más complejo, para ganar unas primarias. Conclusión: si no hay candidato no hay peligro.
Se equivocan: la vieja guardia ya tiene un candidato para enfrentar a ZP: Patxi López, lehendakari socialista. El hijo del ya fallecido Eduardo -Lalo- López Albizu, miembro de la Ejecutiva Federal, felipista acérrimo y el hombre de los años duros del primer y más boyante felipismo, se ha convertido en el hombre que puede cerrar la herida vasca. Lo más gracioso es que Patxi es un producto del Zapatismo que en su momento se acercó al PNV -incluso a ETA- para lo que sobraba el centralista Nicolás Redondo Terreros. Sólo que en las últimas elecciones vascas, López se negó al social-nacionalismo y, al igual que Montilla en Cataluña, se enfrentó a ZP para ser presidente.
Ahora se ha convertido en el líder socialista más popular, y Felipe González, con la inestimable ayuda de Rubalcaba, el hombre que no ha conseguido ser vicepresidente con ZP y ahora se ha convertido en el escudero de Patxi López, la apuesta de Rubalcaba... y de El País.
A Rubalcaba le apoyan los damnificados por ZP, como Joaquín Almunia, Cristina Narbona, Carlos Solchaga, Joaquín Leguina, Pedro Solbes o Francisco Eguiagaray.
En el entretanto, el zapatista más fiel, hoy titular de Fomento, Pepe Blanco, repite que no hay otro candidato que ZP para 2012. Niega cualquier opción de nada parecida a unas elecciones primarias. Tampoco habrá adelanto electoral, aunque a lo mejor no puede evitarlo y esa es la oportunidad que esperan los socialistas. Por cierto, que no es casualidad el renovado interés de ZP por ganase el favor del PNV, interés mucho más fervoroso que el que siente.
Eulogio López
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