Inyectar dinero en los mercados financieros internacionales es como tener siempre el billetero lleno para que el probo carterista no se encuentre una faltriquera vacía. Algo así como proporcionarle gasolina a un pirómano, que los fósforos ya los pone él. Es lo que acaban de hacer, tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo, así como otras autoridades monetarias, caso del Banco de Inglaterra o de Suiza, inyectando a los especuladores financieros, culpables de la actual crisis de crédito, nada menos que 250.00 millones de dólares. Es la perversión financiera del momento: los reguladores monetarios trabajan para los intermediarios, no para los ciudadanos, bajo el principio de que los bancos y las casas de bolsa no pueden cerrar porque constituyen el "sistema de pagos del país", genial majadería que ha justificado medio siglo en el que el pueblo ha pagado la codicia o la negligencia de los banqueros. Y como se da la circunstancia de que los bancos, de inversión, pero también universales, son los detentadores de depósitos ajenos y, al mismo tiempo, los especuladores del casino bursátil, que ya no ayudan a la economía real sino que la parasitiza. La pregunta que tienen que formularse ahora, tanto Jean-Claude Trichet como Ben Bernanke es muy sencilla: ¿para quién trabajan?
Criteria advierte a los tres fondos, sobre todo a IFM: el troceo de Naturgy no es una opción
05/12/24 14:02