El caso de la filtración a la prensa de documentos internos de la Santa Sede, denominado Vatileaks, ha centrado, durante los últimos días, la atención internacional de los medios de comunicación.
Mientras la investigación que la comisión de cardenales está realizando sigue su curso, Benedicto XVI se ha referido, durante la Audiencia General del día 30 de mayo, a esta cuestión con la claridad y con la prudencia que caracterizan sus intervenciones.
El Papa señalaba que lo ocurrido ha entristecido su corazón, pero que en ningún momento se ha ofuscado la firme certeza de que el Espíritu Santo guía a la Iglesia a pesar de las debilidades de los hombres.
Benedicto XVI es un Papa de lo esencial que nunca ha manifestado el mínimo temor a afrontar las dificultades y los problemas, con la verdad que nace de la caridad. No es la primera vez que su palabra ofrece un criterio certero frente a las interpretaciones, las conjeturas infundadas, que van más allá de los hechos, y que colocan a la Iglesia en el círculo de las especulaciones y de la ficción siempre interesada.
El Papa, desde hace muchos años, ha sido consciente de la realidad humana del tejido de la Iglesia, y de la necesidad de volver a lo esencial cristiano y a lo esencial de la Iglesia. Sus palabras son una invitación a todos los miembros de la Iglesia a hacer creíble el Evangelio con el testimonio de coherencia de su vida y con la confianza en que el camino de la Iglesia en la historia remite a quien la funda y sostiene, Jesucristo, y no a su voluntad de supervivencia.
Jesús Martínez Madrid