- Tras el fallo de ONO, lo lógico es que la CMT dé la razón al operador R frente a Vodafone.
- Para prestar sus servicios, la empresa gallega alquila la red móvil de Vodafone.
- Alquiler que quiere modificar la multinacional: el declive del mercado nacional ha reducido los márgenes hasta límites insostenibles.
- De hecho, Vodafone ha ingresado un 11,3% menos en España durante el tercer trimestre de su ejercicio fiscal.
El negocio de las telecomunicaciones no atraviesa su mejor momento en España. Telefónica, Vodafone y Orange están experimentando una auténtica travesía del desierto. Concretamente, en el negocio de móvil, estas tres grandes -las únicas con red móvil propia en nuestro país- se están viendo afectadas por la competencia de los OMV (operadores móviles virtuales) que, al no tener red propia, se la alquilan a ellos.
En este contexto, hemos sabido que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha decidido que Telefónica debe seguir dando acceso mayorista a su red móvil a ONO, según las condiciones del contrato que firmaron ambas compañías en marzo de 2007. La cuestión es que dicho contrato finaliza este mes de febrero, circunstancia que aprovechó Telefónica para anunciar a ONO que no lo renovaría en las mismas condiciones.
Lo mismo ocurre con Vodafone y el operador gallego R. La multinacional no está dispuesta a renovar su contrato de OMV con R en los términos actuales. Los márgenes del negocio en nuestro país no lo permiten. Pero, tras el fallo de la CMT, lo más probable es que la filial presidida por Francisco Román (en la imagen) no tenga más remedio que continuar alquilando su red móvil en unas condiciones muy beneficiosas para R.
Así las cosas, este jueves hemos conocido que el beneficio de Vodafone cayó un 11,3% en España durante el tercer trimestre de su ejercicio fiscal. Los resultados del grupo tampoco han sido buenos: han disminuido un 2,6% respecto al mismo periodo del año anterior.
En este sentido, el consejero delegado de la multinacional, Vittorio Colao, ha señalado que la compañía seguirá "invirtiendo en áreas donde hay posibilidad de crecimiento". De momento, la filial española continúa negociando el ERE que podría afectar a un máximo de 900 trabajadores entre despidos y externalizaciones. La dirección y los sindicatos tienen de plazo hasta el próximo 14 de febrero.
Pablo Ferrer
pablo@hispanidad.com