Como explicaba a Hispanidad un alto cargo del Banco de España, no se trata de forzar fusiones sino de ampliar el tamaño de algunas entidades y de reducir gastos. O sea, que sí se trata de eso: las fusiones de cajas de ahorros no son sino una excusa para reducir costes y, si se pudiera, para reducir el poder de las comunidades autónomas, que utilizan a estas entidades para repartir cargos.
Pero no sólo eso: el esquema del gobernador Fernández Ordóñez (MAFO) ante el nuevo curso sigue siendo el mismo: el programa de máximos, que las cajas de ahorros se conviertan en bancos, sólo será posible si se producen fusiones interregionales y desparece de hecho la tutela de los gobiernos autónomos y si se convierten en entidades financieras puras: nada de participaciones industriales ni de sociedades de desarrollo industrial regional.
Eso sí, de esa forma, buena parte del tejido industrial español se deslocalizará pero ése no es el problema de MAFO.
En cualquier caso, el catalán Montilla, el andaluz Griñán, la madrileña Aguirre, el gallego Feijóo, tratan de abordar fusiones intra-regionales para que no le den el susto con las inter-regionales. En Madrid, el presidente de la entidad capitalina, Cajamadrid, Miguel Blesa intenta lo contrario: una fusión apresurad con la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), quizás porque el PP es de lo poco que aceptaría fusiones entre cajas de distintas comunidades (ha llegado a intentar la unión Cajamadrid-CAM-Caixa Galicia, que recibió el no rotundo de Feijóo.
En principio, MAFO está convencido de que va a ganar, porque está convenido de que la mora se disparará durante el cuarto trimestre. Es la tercera etapa de la mora: la primera fue la de los promotores, la segunda las de los particulares titulares de hipotecas, la tercera es la más grave, es la Pymes, que no tienen garantía real con la que responder y que, sin duda, es la crisis más grave para el conjunto de la economía. En ese momento, cuando la mora de las cajas de ahorros se dispare será la oportunidad del Gobernador para el cual sólo existen sociedades anónimas.
Con todo, lo más duro es la orden de abandonar la industria. Sólo aquellas cajas de balance sólido y cuenta de resultados activa podrán decirle no al señor Gobernador. El resto, especialmente aquéllas que necesiten ayudas públicas... tendrán que doblegarse.
Eulogio López
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