Sr. Director: 

 

Le envié una carta dentro del estilo de las varias que publicó el viernes, lo que ratifica mi impresión de que no era el único que pensaba de esa manera. Pero cuál es mi sorpresa cuando leo hoy su primer artículo. No sólo no pide la más mínima disculpa si ha podido herir a alguien con sus comentarios (haciendo esto no nos estaría dando la razón, sería una simple muestra de respeto hacia sus lectores), si no que nos trata como niños o, lo que es peor, cómo imbéciles, dándonos una lección de cómo interpretar la información.

Cómo usted muy bien dice, a estas horas todas las líneas de investigación están abiertas y lo que le reprochaba/mos y le sigo reprochando es que diera voz a un canalla como Otegui y pusiera sus tesis (las de ETA) por encima de las del ministro Acebes (o al menos las pusiera en duda).

Se regodea en que tras el anuncio del ministro de la posibilidad de Al Qaeda todo fueron felicitaciones. Pues no. Al menos, yo sigo pensando igual que ayer y, desde luego, siguen sin convencerme su tesis sobre la autoría.

La soberbia creo que no es buena consejera para un periodista/informador imparcial, y sinceramente su posición me ha parecido que peca de soberbia, un "ya os lo había dicho yo que soy más listo que ninguno". Le decía que su editorial del jueves me había causado decepción. El del viernes, por lo menos, estupor ahondando mi decepción y la sensación de que la falta de sensibilidad que le achacábamos varios lectores no le importa lo más mínimo.

Gonzalo Rivera

g.rivera@mi.madritel.es