El Colegio de Veterinarios de Zaragoza ha querido transmitir un mensaje de confianza y tranquilidad porque en palabras de su presidente: "en los mataderos nunca puede entrar un animal sin identificar.
Los caballos van siempre con el ULN (Universal Equine Life Number), que les identifica de forma permanente y es único en cada animal. Además, deben tener su microchip y documento de identificación único DIE".
El mencionado Colegio de Veterinarios asegura que "todos los equinos tienen que ser identificados antes de 6 meses de edad o antes del 31 de diciembre de su año de nacimiento, ya que aquellos animales identificados posteriormente, por ley ya salen como no aptos para consumo humano, la identificación es requisito imprescindible para ser aptos para el consumo humano, de lo contrario, ya no podrían entrar en la cadena alimentaria".
En un comunicado de prensa, este Colegio se asegura que "además, los mataderos están obligados a examinar la documentación de los caballos y comprobar que están registrados en el Registro de Identificación Individual de Animales (RIIA) de cada comunidad autónoma, conectado a una base de datos central", explica su presidente
De esta forma, se asegura una trazabilidad completa, el veterinario responsable y los tratamientos que ha recibido el animal. Por ello, los animales que han recibido principios activos no permitidos en la cadena alimentaria son detectados antes de entrar en la misma.
Además, antes de que esos productos derivados de los caballos lleguen al consumidor final, "se realizan inspecciones de todas los canales por parte de los veterinarios y muestreos aleatorios para realizar todo tipo de analíticas que permitan detectar posibles tratamientos no declarados, eliminándolos de los canales de la cadena y sancionándose al titular de esos animales", informa el mismo presidente. Las sanciones son económicas y penales, ya que se trata de un delito contra la salud pública.
En relación a las hamburguesas y otros productos que incluían carne de caballo entre sus ingredientes, sin detallar en el etiquetado, el Colegio de Veterinarios de Zaragoza, asegura que "es un fraude para los consumidores pero no implica riesgo alguno para la salud".
Precisamente gracias a los controles realizados por los servicios veterinarios oficiales han sido detectados y puestos en conocimiento de las autoridades competentes y de la opinión pública.
J. Domingo Martínez