Es la línea directriz de la empresa en el siglo XXI, así como de la sociedad de la información, el gran matrimonio, o concubinato de la centuria: editores y telecos. Los propietarios de los grandes multimedia buscan operadoras de telecomunicaciones que cuenten con telefonía fija, convencidos de que la TV, el medio más influyente y más rentable no funcionará por el aire, sino por el cable. Sin despreciar al satélite, está claro que lo que se impone es Internet, para ser exactos, la banda ancha.
Así que el rey de la TV por satélite, el australiano de origen Rupert Murdoch quiere llegar a acuerdos con telecos y, de paso, quiere entrar en el área hispanohablante. Por eso se ha acercado a telefónica, presente en toda Hispanoamérica y dispuesta a alcanzar este mismo año 2007 los 200 millones de líneas.
La cifra es engañosa, por cuanto será la suma de líneas fijas y móviles, y por mucho que se empeñen las operadoras de tercera generación (ahora mismo lo que se está vendiendo es televisión por teléfono móviles en la feria de Barcelona [3GSM]) no habrá TV por móvil mientras no se reduzcan las tarifas de la telefonía digital. Pero, en cualquier caso, Murdoch y el resto de multimedias busca telecos con fuerte implantación en líneas fijas.
El caso de Murdoch resulta especialmente significativo, por cuanto es el número uno de la TV por satélite. Pero su estela ya es seguida por todos los grandes multimedia mundiales. En castellano, el segundo idioma de occidente, Murdoch se ha aproximado al español César Alierta y al mexicano Carlos Slim, los dos grandes operadores de la zona hispanohablante y lusoparlante. Y, ojo, no le interesa España, lo que le interesa es Hispanoamérica. Busca un acuerdo comercial en el que News Corporation aporte contenidos y Telefónica o Telmex ponga los clientes y la tecnología. Si lo pensamos fríamente, llegaríamos a la conclusión de que estamos en puertas de una colonización cultural… pero dejemos eso. Además, Murdoch quiere acuerdos comerciales, no accionariales. Aunque a medio o largo plazo.
Así se ha generado la gran batalla del tráfico de influencias. Los más importantes traficantes de influencias son los políticos jubilados y bien pagados. Así, Aznar, según fuentes de su propio entorno, intenta convencer a Murdoch de que el socio ideal es Telefónica, más que nada porque Aznar trabaja para Murdoch y ambos forman parte de lo que ha dado en llamarse el lobby neocon. Murdoch es un señor capaz de comprar The Times y The Sun y mantener ambos periódicos sin encontrar incoherencia alguna en ello, al menos mientras ambos le reporten beneficios. Su filosofía más profunda es el libre mercado. De igual modo, Felipe González trabaja para quien le paga, para su consuegro Carlos Slim, y apuesta por Telmex. Todo muy patriótico : un expresidente del gobierno español trabaja para una empresa mexicana competidora de la operadora de bandera española y otro expresidente del gobierno español trabaja para el más eximio representante de la colonización informativa anglosajona en el mundo hispanohablante. En cualquier caso, que quede claro: a pesar de los rumores, Murdoch ha perdido todo interés tanto por Sogecable como por A3TV. Ahora ya saben las razones.