En el Santander continúa el silencio oficial

No es nuevo, pero en esta ocasión ha resultado aún más divertido. El problema que tiene el Gobierno Zapatero es que nadie le felicita por su gestión económica ni internacional, quizás porque nadie encuentra razones para ello. Por ese motivo, el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha decidido felicitarse a sí mismo, que no deja de ser un parabién: el auto-parabién.

Y así, Moratinos ha confesado que el Banco Santander está muy contento de la gestión del Gobierno con el venezolano Hugo Chávez, quien ha decidido nacionalizar el Banco de Venezuela, filial del Santander, que éste deseaba vender a un inversor privado caraqueño.

No está claro en que ha consistido la gestión gubernamental, pues al parecer, Chávez anunció que se lo quedaba y eso es lo que va a hacer, pero no cabe duda de que los españoles sentimos el aliento protector de un Ejecutivo respetado en los cinco continentes. Tanto es así, que la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, aseguró que se trataba de una operación "normal". Es decir, que no era "anormal".

Mientras, en el Santander continua el silencio oficial y los gritos privados, porque a don Emilio no le gusta que ningún dictador le imponga su credo político. Es lógico, es él quien está acostumbrado a imponer sus credos económicos y quien opina que si las administraciones públicas sirven para algo es para proteger las inversiones privadas.