De entrada se ha revestido de institucionalidad, con un apoyo explícito a SM el Rey a través de El Mundo. Acuciado por todos, especialmente por el aparato del partido, el actual piloto de la economía española aceptó -mañana del lunes- comparecer en el Parlamento para hablar de la crisis económica. Mientras, Mariano Rajoy está dispuesto a bajarlo todos los impuestos, pero continúa sin concretar... porque así se lo aconseja Juan Costa

El estentóreo silencio del vicepresidente económico, Pedro Solbes, ha levantado el ánimo de Miguel Sebastián, otro asesor económico de ZP, luego candidato al Ayuntamiento de Madrid y, finalmente, profesor universitario retirado de la política. Y es que en el aparato del partido braman contra un Pedro Solbes que, en pleno chaparrón político, y con cada vez más convencimiento general de que será la economía quien decida las elecciones, se marchó de vacaciones de Fin de año.

Así, y a pesar de que ZP ha ratificado a Solbes, con alabanza pública incluida, Miguel Sebastián ha pensado que la inactividad del vicepresidente, y el propio miedo de Solbes de enfrentarse, no a una situación de bonanza, sino a otra de crisis, ha relanzado a Miguel Sebastián, quien ha abierto fuego con imagen institucional: un artículo en El Mundo, cerrando filas en torno a Juan Carlos I en su septuagésimo aniversario.

Al final, Solbes ha tenido que salir de la concha, y en la mañana del martes 8 el rumor se hacía noticia: comparecerá ante el Congreso para hablar de la nueva situación económica. La verdad es que lo que se espera de él no es un diagnóstico sino una terapia, que para eso se le paga. Terapia que no puede sino condicionar la elaboración del programa del PSOE. Ni que decir tiene que las tesis de Solbes no gustan, por ejemplo, al responsable de economía del partido, Inmaculada Rodríguez Piñero.

Y es que el presidente del Gobierno -aunque feliz por la encuesta de sus amigos de Público, que mantiene la distancia entre el PSOE y el PP en los 16 diputados de 2004 (167 frente a 151 escaños) está convencido de que ya no será sólo ETA quien decida las elecciones sino la economía. Sebastián está convencido de que tiene mejor perfil que Solbes para tiempos de vacas flacas, y ahí es donde castiga el flanco presidencial. Ahora bien, la comunidad empresarial le tiene miedo.

Y por si fuera poco, Mariano Rajoy ha soltado hoy otra de sus píldoras fiscales: una reducción del impuesto de sociedades, es decir el impuesto sobre el beneficio. Se le acusa de no concretar sus reducciones, pero eso es algo de lo que Juan Costa no quiere ni oír hablar. Ya lo hicieron con la reducción del IRPF y dinamitaron la novedad. Ahora pretenden no caer en el mismo error, pero es difícil soportar la presión.