Sus relaciones con Esperanza Aguirre no son malas: son imposibles, lo que preludia su salida, quizás anticipada, de Caja Madrid. En el Consejo del jueves de la Aerolínea, Blesa exigirá a los consejeros cesantes de BBVA y Altadis, que deberán ser de su máxima confianza. Al mismo tiempo, su actitud hacia Gala Capital y el grupo Zorita ha cambiado: ahora les quiere en el accionariado. Mientras, desde el PP exigen a Aguirre que no abra crisis antes de marzo   

Batalla sorda y, aunque llevada con la mayor discreción posible, cada  vez resulta más duro ocultarla: el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, es decir, entidad tutora de la caja, no se entienden. Sí, a Aguirre le han dicho desde Génova que no abra crisis financieras en periodo electoral, pero los comicios se celebrarán, o al menos eso parece, el 9 de marzo. Dicho de otra forma: Blesa es consciente de que tiene hasta marzo para decidir sobre su futuro.

Estatutariamente, el presidente de Caja Madrid agota mandato a comienzos de 2009, e incluso podría renovar hasta el 2015, pero eso no va a ocurrir. Es más, Aguirre puede forzar una marcha anticipada.

Y es así como, tras perder la Presidencia de FCC, Blesa prepara su ascenso a la de Iberia. Se le forzó a "españolizar" Iberia, y ahora la Caja posee el 23% de la Aerolínea. Blesa, haciendo de la necesidad virtud, pretende ahora aliarse con el fondo de capital-riesgo Gala Capital y con el grupo de empresarios capitaneados por Miguel Zorita, Javier Salas y José María Castellano, que serán el núcleo de referencia del futuro. Hoy la caja puede financiar la entrada de estos grupos y Blesa convertirse en el hombre fuerte de Iberia. Y luego ya veremos.

El proceso comienza en la sesión que el Consejo de Iberia celebrará el jueves 20, en Madrid. En esta sesión se dará el visto bueno a las salidas de los representantes de BBVA y Altadis y Blesa aprovechará para pedir dos puestos más en el máximo órgano de Administración de la Compañía. Lo cierto es que Blesa no ha convocado al Consejo de administración de la Compañía para consultarle, a pesar de que deberá poner dos nombres sobre la mesa del Consejo de Iberia.   

¡Ah!, lo que cada vez se presenta más difícil es la OPA de exclusión, entre otras cosas por British Airways, aun no ha dicho su última palabra, especialmente si Air France-KLM se queda, además, con Alitalia.

Y todo esto es bello e instructivo, al menos sobre dos puntos: la difícil relación entre empresa y gobiernos. Caja Madrid es una gran entidad, sin problema alguno de rentabilidad, pero está tutelada. Mal por Aguirre.

Al mismo tiempo, el estilo personalista de Blesa no se concilia con un consejo formado por representantes de los impositores -aunque controlados por los partidos políticos- ayuntamientos, gobiernos regionales, sindicatos, etc. Al final es fácil predecir quién se lleva el gato al agua.