El sector de las telecomunicaciones añade a la crisis la aparición de nuevos actores que varían sustancialmente los antiguos escenarios. Por eso, el que fuera uno de los antiguos protagonistas, Nokia, se ha visto relegado a un papel cada vez más secundario con la aparición de los smart phones y los iPhones. La compañía finlandesa ha visto cómo Fitch rebajaba dos escalones su calificación, desde BBB hasta BBB-. Además, la perspectiva negativa sitúa a Nokia al borde del estatus en el que no se recomienda la inversión.
La noticia llega un día después de conocerse que Moody´s rebajaba la calificación de Portugal Telecom, siguiendo los pasos de Standard & Poor's, que había tomado la misma decisión el viernes pasado. Ni siquiera la venta de Vivo a Telefónica, que sirvió a PT para adquirir el 22% de Oi y consolidar a la brasileña en sus cuentas.
La rebaja es la puntilla que sirve de advertencia a las operadoras en España. En plena guerra de precios por el fijo, por el móvil y por la banda ancha móvil, las telecos que operan en España mueren y matan por hacerse con un mayor número de clientes a los que enganchar a sus distintos servicios.
Si hubiera cadáveres en esa guerra, Deutsche Telecom está al acecho. Lo ha demostrado con la compra del 10% de la telefónica griega OTE. No está mal: Alemania fuerza el rescate de Grecia con la técnica de las profecías autocumplidas y con el argumento de que sus bancos son los más expuestos a la deuda griega (nadie les obligó); a continuación, siguen apretando hasta obligar a un plan de privatizaciones, un mercadillo de saldos en el que, curiosamente, las compañías alemanas han acudido solidarias en socorro de los griegos. Para eso somos todos europeos.
Mariano Tomás
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