Siempre constituye una agradable sorpresa que un cineasta consagrado sea capaz de dar la vuelta a sus historias habituales y nos cuente algo diferente.
Match Point es una película dirigida y escrita por Woody Allen pero que, ineludiblemente, recuerda a las realizadas por el mago del suspense, Alfred Hichcock, tanto por su argumento como por la importancia que se otorga al azar o, si lo prefieren, a la suerte.
Narra la historia del ascenso en la alta sociedad británica de un humilde profesor de tenis y las terribles consecuencias derivadas de su ambición. El protagonista se encontrará en el centro de un triángulo amoroso y para salir del atolladero optará por la solución más desesperada.
Rodada en Londres, y sus alrededores, durante siete semanas y con un reparto casi completamente británico, Match Point constituye la primera producción del Allen realizada en su totalidad fuera de su Nueva York natal.
La película cuenta con un guión muy calculado en el que no sobra absolutamente nada (no pierdan de vista el detalle del libro que lee el protagonista) y en el que, en algunos trazos, queda patente que estamos ante una película de Allen (atención a cualquiera de las conversaciones algo enrevesadas que mantienen los personajes y en las que queda clara la autoría del popular director). Al fondo de este film se plantean asuntos tan importantes como los peligros que conlleva la ambición pero también el sentimiento de culpa y el azar, éste último aspecto algo muy presente en las películas de Hichcock.
Un reparto encabezado por tres jóvenes con gran talento como son la norteamericana Scarlett Johanson (Lost in traslation, La joven de la perla etc) y los británicos
Jonathan Rhys Meyers (Quiero ser como Beckam) y Emily Mortimer (Querido Frankie) hacen aún más atractiva esta película a medio camino entre el buen drama y el suspense.
Público: Adultos a los que les guste el buen cine