El presidente de Baleares, Jaume Matas, sabe muy bien los efectos de la ecotasa sobre el turismo.
Por eso, bromeaba en Intereconomía sobre la propuesta que maneja el Ayuntamiento de Barcelona de imponer una ecotasa a lo parisino, que permita invertir en remodelación y promoción de la ciudad. "Para los destinos competidores no es una mala noticia", decía con sorna. Pues eso.