Necesita legitimar un proceso por el que los mutualistas renuncian a su patrimonio. La gran incógnita continúa siendo cuánto se pagará al accionista por un grupo cuya capitalización en bolsa es de 3.600 millones de euros
La plantilla de MAPFRE trabaja a destajo para conseguir que sus clientes, es decir los mutualistas, les firmen la delegación de voto en la Dirección. José Manuel Martínez, líder del entramado de seguros que en 15 días pretende convertirse en sociedad anónima, ha decretado alerta general: exige que se cumpla su orden de que en la Asamblea de Mutualistas del día 15, el de la gran transformación de Mutua en SA, se acuda, no con los pocos millardos de delegaciones habituales, las de los empleados, sino con el 10% de las delegaciones del conjunto de los mutualistas, entre 400.000 y 500.000 cheques en blanco.
No es que lo necesite, pero Martínez está obligado a legitimar un cambio de naturaleza jurídica de estas proporciones y en 15 días. Así que al principio se les entregaba a los trabajadores de zona papeles en blanco, pero durante los últimos días se han entregado los formularios ya con el nombre impreso para que no haya errores. Los jefes intermedios están muy tensos, los empleados, obligados a realizar una tarea que no figura en convenio, también.
En cualquier caso, con la asombrosa premura del cambio, Martínez ha conseguido bloquear cualquier oposición a la transformación, que una vez realizado no tendrá marcha atrás.
La incógnita financiera sigue siendo la misma: en Bolsa, la Corporación ojo, no es la matriz del grupo, sólo la que cotiza en Bolsa- vale 3.600 millones de euros. Ahora bien, la transformación exige indemnizar a los mutualistas, verdaderos propietarios del patrimonio de MAPFRE. ¿Cuánto y por qué procedimiento? Esa es la gran pregunta que Martínez debe responder. Y no queda mucho tiempo.
Por cierto, es muy probable que MAPFRE entre en el IBEX-35 el próximo día 9, en sustitución de NH. Un momento muy idóneo para exhibir su nuevo traje.