Los Prepuestos Generales del Estado para 2005 rebajan en un 35% las inversiones del Estado en Aragón. El esquema es muy simple: el PSOE movilizó a sus huestes en Aragón contra el Gobierno Aznar a costa del Plan Hidrológico Nacional (PHN). Una valiosa ayuda electoral para Zapatero, quien nada más llegar al poder se cargó el PHN y lo sustituyó por un incierto proyecto de construcción de desaladoras. Ahora bien, eso suponía que un montón de inversiones con las que se compensaba Aragón a cambio del agua del Ebro destinada a Valencia y Murcia, ya no se van a realizar.
Por si fuera poco, el Ayuntamiento de Zaragoza, con el ex ministro felipista Juan Alberto Belloch al frente, se encuentra al borde de la bancarrota. El presidente socialista aragonés, Marcelino Iglesias, uno de los principales valedores de Rodríguez Zapatero en el Congreso que le llevó al liderazgo del PSOE, no sabe cómo explicar a los suyos qué es lo que ha ocurrido.