El Real Madrid ha comprado 8 jugadores por 118 millones y ha vendido 12 por 26

El Real Madrid de don Ramón Calderón ha comprado ocho jugadores por 118 millones de euros y ha venDido 12 por 26. Los casos más llamativos son los de Ronaldo y Emerson. El delantero centro fue adquirido por 45 millones de euros y vendido por 8,5 millones. Emerson llegó de la Juventus por 16 millones de euros y ha sido trasferido al Milán por 5 millones de euros. Lo del desconocido Pepe, comprado por 30 millones de euros, cuando fue ofrecido en su momento (Fabio Capello dixit) por 2, tiene su guasa.

Cualquier presidente de empresa que se presentara con estos números ante una Junta General de Accionistas recibiría una sonora pita y las correspondientes peticiones de dimisión. El problema, claro, es que nadie controla el dinero del fútbol, al menos de las sociedades deportivas.

Al final, el Real Madrid se ha gastado 119 millones de euros, y ya ha perdido el primer título. La cantera no cuenta para nada y a día de hoy, hay que ser muy madridista para recitar la alineación del actual campeón de liga, porque cambia cada día.

El secreto de la selva de fichajes es muy sencillo. Los fichajes son una operación financiera realizada con intermediarios que se llevan su correspondiente comisión. Lo que está por ver, y todos los entendidos y quienes han tenido experiencia en estas lides lo señalan como la clave, es si presidentes e intermediarios –en el caso del Real Madrid, el todopoderoso Pedja Mijatovic-, se llevan parte de esas comisiones. Ello explicaría tal profusión de fichajes que tantos aficionados, en la mayoría de los casos, consideran absurdos. Porque, como buenos intermediarios, trabajan a comisión, con dinero de los demás, y lo que menos importa es que el propietario del dinero, es decir, los socios, hagan un buen negocio: lo importante es que, se trate de buenas o de malas operaciones, se compre y se vende, porque el broker gana según el número de operaciones, no según la calidad de las mismas.

Y todo en detrimento de la cantera. Los chavales que juegan en las divisiones inferiores del Real Madrid saben que nunca llegarán al primer equipo, y que, en el mejor de los casos, serán cedidos.