Solbes no consigue cuadrar el círculo. Nadie se cree el superávit de la Seguridad Social (0,7%), que debería soportar el déficit del Estado y de las Autonomías. El crecimiento del 3%, en entredicho. ¿De verdad puede bajar el petróleo hasta los 35 dólares? Además, el crecimiento en gasto social no permite cumplir las promesas socialistas.

A medida que se van conociendo más cifras, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2005 se vuelven más difíciles de creer. Como advirtió el martes 28 el propio vicepresidente Pedro Solbes, hay que cuadrar el círculo, frase que amenaza con pasar a la historia del estupidiario económico. Efectivamente, este círculo es de muy difícil encuadramiento. 

Solbes quiere un círculo cuadrado: quiere ortodoxia fiscal y, al mismo tiempo, satisfacer las demandas del Partido y de sus socios parlamentarios, especialmente de los nacionalistas. Un círculo de lo más cuadrado.

Pocos se creen que la economía pueda seguir creciendo al 3% en 2005, nadie se cree que la inflación se mantenga en el 2% y muchos desconfían de que el precio del petróleo (que en la mañana del martes 28 batía una nueva marca, con un crudo OPEP a 43,5 dólares, un Brent que roza los 47 dólares y un mercado de Nueva York donde los 159 litros que suponen un barril se acercaban a los 50,5 dólares), tal y como afirma Solbes en sus Presupuestos, se sitúe en los 35 dólares y bajando. La verdad es que, en esas circunstancias, pintan bastos.

En la mañana del miércoles 29 se ha presentado el otro presupuesto, el de la Seguridad Social, tan relevante como los PGE. Además de resaltar algunas bonificaciones para los que se lancen al Régimen de Autónomo, así como más ayudas para las personas dependientes, lo cierto es que lo que nadie se cree es la cifra clave: ¿De verdad la Seguridad Social puede terminar el ejercicio con un superávit del 0,7%, que palie el déficit previsto del Estado (0,5%) y el de las Autonomías (0,1%)? ¿En base a qué? ¿Quizás al paro del mes de agosto, que marcó un récord histórico de aumento del desempleo en un mes del que se esperaban muchas cosas buenas? Si crece el paro, se produce el doble efecto de gasto en la Seguridad Social: menos ingresos por cuotas, más gastos por subsidios. Y si se desmorona la Seguridad Social, se desmorona todo el entramado.

Por otra parte, el nuevo modelo económico que vende Solbes se caracteriza por un incremento de la competitividad y de la productividad. ¿Y eso qué significa? Porque el efecto de la inversión en I D es siempre a largo plazo. A corto, productividad es vender lo mismo más barato, es decir, pagando menos por unidad de producto, también menos salarios, o vender más al mismo precio. ¿Puede eso conseguirse en doce meses?

Pero es que hay más. El PSOE podía haber optado por un presupuesto expansivo, por la renuncia al déficit cero y por una atrevida política de inversión pública y, sobre todo, por un incremento del déficit y de la deuda para sostener el crecimiento económico. No lo ha hecho. La famosa política de Vivienda aumenta un 33%, pero eso significa, en cifras absolutas, poco más de 250 millones de euros (aunque es verdad que aquí hay que sumar las políticas de ayudas autonómicas), es decir, menos que el aumento global del gasto en Defensa. Los entes territoriales siguen llevándose la parte del león, pero aún queda por solucionar la radical petición catalana para que el resto de España subsane su déficit sanitario, así como la sustitución del Impuesto de Actividades Económicas (IAE), pues los Ayuntamientos seguirán especulando con el suelo si no se les ofrece una solución a su falta de liquidez.

Es decir, no son unos presupuestos socialistas ni son unos presupuestos liberales. No aumentan el gasto social de forma significativa, pero, eso sí, el déficit público muy probablemente volverá a ser una realidad.  Estamos en el peor de los escenarios posibles: el de la indeterminación.

En definitiva, que Solbes puede conseguir el doblete: que la economía se retraiga y que, encima, no le salgan las cuentas. Y lo peor es que el mundo económico lo sabe.