Los mensajes falsos en cadena son junto al correo basura uno de los grandes engorros de la comunicación virtual. Desde el correo que advierte que Messenger va a cerrar hasta el que nos pone en aviso de la existencia de un virus informático que sólo se quita borrando un archivo (archivo que generalmente no es un virus, sino un elemento importante para el funcionamiento del ordenador).

Entre esos mensajes falsos, se encuentran los que abusan de la solidaridad y buena voluntad del navegante exponiendo el caso de un niño enfermo terminal que necesita un transplante urgente. El correo es verosímil: incluye nombres y apellidos del supuesto niño y de sus padres, el supuesto lugar de trabajo de los padres, el teléfono real del hospital donde supuestamente se encuentra e incluso un teléfono móvil al que se puede llamar.

Un lector de Hispanidad nos remite un correo electrónico para contarnos qué es lo que ocurre cuando alguien intenta dar respuesta a este tipo de peticiones. El mismo lector ofrece algunos consejos:

Vamos a ver, vamos a ver…

Este mismo mensaje lo recibí yo cuando vivía en Sevilla. Y llevo casi tres años en Madrid. Es decir, sigue circulando por ahí como si tal cosa, gracias a sistemáticos y ‘solidarios' reenvíos.

Os cuento:

Mi grupo sanguíneo es AB . Inmediatamente, me puse a intentar contactar con el padre del "pobre chiquitín". La correspondiente voz del operador telefónico me decía que el móvil al que llamaba estaba "apagado o fuera de cobertura". Yo no desesperé y lo seguí intentando cada cuarto de hora. Nada: el teléfono seguía apagado.

Al día siguiente, insistí. En ese momento, la voz del aparato ya me decía que "el número marcado no existe".

No me desanimé y llamé al Hospital Virgen del Rocío, que era donde, entonces, estaba ‘ingresado' el pobre niño. (Ahora han cambiado y es en Fremap donde, por cierto, no pueden hacer un transplante de médula ni hartos de vino) me dijeron que estaban hasta el moño, que tenían los teléfonos bloqueados y que el ‘gracioso' que había puesto en circulación el correo en cuestión podía irse a un sitio muy, pero que muy lejano. Que todo era mentira y que no había ningún niño esperando que apareciesen almas caritativas y solidarias dispuestas a que les sacaran un poco de médula para poder poner en su currículo que habían salvado a un niño.

El supuesto padre de la criatura (por lo menos, el que figuraba como tal y del que se daba su número de teléfono en el correo) se había cansado de que le hubieran bloqueado el teléfono y lo dio de baja. De ahí el que la maquinita dijera al día siguiente que el número no existía. A lo mejor es que un ‘amigo' le había querido gastar una broma. Vaya usted a saber. Si es que los graciosos no tienen límite…

La única explicación plausible de la aparición de este tipo de mensajes (como, por ejemplo, que Microsoft va a donar un céntimo de dólar a un niño que se está muriendo en la India) está en los ladrones de direcciones de correo. El reenviar un correo supone que estamos poniendo en el campo ‘para' o en el campo ‘cc' (‘con copia') un montón de direcciones de correo que quedan registradas en el servidor, no sólo en el nuestro sino en cualquier otro por el que pasa, desde Málaga hasta Singapur. De esos servidores, los que se dedican a mandar correos indiscriminados y no solicitados (‘spam') es de los que se nutren para tener direcciones ciertas (no aleatorias) y llenarnos de mierda con ofertas de las cosas más insospechadas (Viagra, Rolex o incluso títulos universitarios) y no deseadas, hasta bloquearnos nuestros programas de correo o, incluso, nuestros propios servidores.

Por favor, dejemos de enviar estas tonterías y otras tales como "si no reenvías este correo un tantra, por ejemplo te van a caer todos los fuegos del infierno". ¡Ya está bien!

En cualquier caso, si queréis mandar ese supuesto y falso mensaje de petición de ayuda o prevención de catástrofes, hacedlo como ‘cco', ‘con copia oculta', como he hecho yo ahora mismo. Aparte de que los demás destinatarios no tienen por qué saber a quién le mando un correo y a quién no, es la única manera de que no quede rastro de los destinatarios del mensaje en los servidores por los que pueda pasar. Por desgracia, el remitente no se puede ocultar. ¿O sí?

Carlos Bellver