Los empresarios de energías renovables -reunidos estos días en Bilbao- piden la continuidad de Garoña y de la nuclear en particular. Consideran que ambas fuentes son complementarias y ayudan al recorte de emisiones de CO2 y al recorte de nuestra dependencia energética. Pero es que además, todos los técnicos saben que la nuclear es más robusta y permite trabajar 8.000 horas al año frente a los molinillos, que trabajan apenas 2.000.
Además, las renovables no tienen sistemas de almacenamiento, lo que obliga a exportar los excedentes cuando se producen, pero también a tener duplicada la capacidad en caso de que no sople el viento. Y esa duplicidad puede ser nuclear para evitar las plantas de ciclo combinado, que consume gas argelino. Esto es lo que opinan las renovables. Y es el mismo argumento del Foro Nuclear. Todos apuestan por un mix formado por tres tercios: un tercio de nuclear, un tercio de renovables y otro tercio de energías provenientes de residuos fósiles. Esta es la apuesta de unos y otros. Está por ver la respuesta del Gobierno. Hasta el 5 de julio, se disparan las especulaciones.
Lo que está claro es que Iberdrola invierte fuera porque no tiene margen dentro. Y Galán lo ha dicho muy claro: no podemos prescindir de la nuclear. Y ante la ausencia de seguridad jurídica: diversificación geográfica, que dirían los consultores. ¿La última? Una expedición a Rusia para colocar molinillos.