Según la ley, los tres comisionados de defensa de los usuarios de servicios financieros (banca, Bolsa y seguros) debían haber sido nombrados por el Gobierno Zapatero, antes del pasado 3 de septiembre de 2004. Sin embargo, aún estamos esperando. La razón es que el ambiente en el Banco de España no es muy favorable. Mientras los funcionarios de la Dirección General de Seguros o los de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) casi agradecerían la creación de las nuevas figuras, la llamada autoridad monetaria considera que su servicio de reclamaciones cumple perfectamente la función de defensa de los clientes bancarios y que no era necesario más mecanismos de defensa. Es más, recientemente, el regulador puso en marcha un portal en Internet con la misma función.
Oficialmente, el Banco de España no se opone. Es más, ya tiene preparado el despacho en el madrileño Caserón de Cibeles para el futuro Comisionado. Pero entre la plantilla y los directivos del Banco de España las cosas se ven de otro modo. No hay que olvidar que, como alguien dijo, el instituto monetario vive casi al borde del Estado de Derecho, en el sentido de que sólo le controla el Tribunal de Cuentas. Que aparezca ahora una nueva figura con autoridad sobre el cuerpo, la verdad es que no le hace mucha ilusión.