La verdad es que la manifestación del pasado sábado daba miedo. Cerca de 5.000 personas caminaron desde Cibeles a Sol. La lluvia no apagó unos ánimos que ya estaban suficientemente encendidos. Madrid, será la tumba del fascismo, fue el grito más coreado. Pero también hubo claras y abiertas referencias a la república. Urdangarín, a trabajar al Burger King. Por supuesto, la bandera republicana lució a lo largo y ancho de la manifestación.
Lo más llamativo fue la llamada a la autodeterminación en la pancarta de inicio. ¿Por qué autodeterminación? preguntamos a una de las personas que agarraban la pancarta.
- Estamos a favor
- Pero, ¿del País Vasco?
- Claro, claro, del País Vasco
Bueno, en realidad, los antifascistas están a favor de la autodeterminación del país Vasco y de quien se ponga por delante. Los pueblos del Estado español (Euskadi, Cataluña, Galicia, Canarias, Castilla,...) siguen sin posibilidad de decidir colectivamente su futuro, reza la propaganda de la Coordinadora Antifascista. Así que no era extraño encontrar ikurriñas y gritos a favor del acercamiento de presos e incluso de su liberación. Todo en el mismo paquete.
Y para que no faltara de nada también hubo pancartas y gritos a favor de Castro. Y es que la izquierda radical sigue manteniendo el sueño de la Revolución a pesar de que el pueblo cubano se encuentra hundido en la miseria más profunda y la desesperanza más tremenda.
Por último, los manifestantes también se mostraron muy críticos con la Ley de Memoria Histórica impulsada por el Gobierno, a la que tacharon de Ley de Punto Final. Todo ello aderezado con red skins que siempre ofrecen un toque exótico a una manifestación roja, rojísima, como una amapola.