Sr. Director:
A pesar de que el secularismo avance, la costumbre milenaria de las romerías sigue en auge.

Cada año, desde los más variados lugares se organizan estos peregrinajes multicolores, más o menos festivos, más o menos penitentes o interesados, con el fin de honrar y ser favorecidos, también en lo material, por la Abogada y Madre de la humanidad ante Dios. Ermitas abandonadas durante el invierno, cobran nueva vida en mayo y los rezos se alzan hacia el cielo mientras descienden sus bendiciones.

Ya sea en multitudes o grupos exiguos, muchos, quizá desmantelada toda otra práctica religiosa, abandonan  su salvación en las manos virginales, pues la eternidad, bien vale un rosario. Ribereño o montaña arriba, su rezo atrae los favores celestiales, devuelve la paz y suscita la mejora personal del que sabe que el amor es lo primero y que la confianza filial signa de inmortalidad bienaventurada la propia predestinación.

Pili S. Montalbán

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