¿Cómo? ¿Tropezáis con uno que miente?, gritarle a la cara: ¡Mentira!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?, gritarle: ¡ladrón!, y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías, a quien oye toda una muchedumbre, con la boca abierta?, gritarles: ¡estúpidos!, y ¡adelante! ¡Adelante siempre!

¿Es que con eso -me dice uno a quien tú conoces y que ansía ser cruzado- se borra la mentira, ni el ladrocinio ni la tontería en el mundo? ¿Quién ha dicho que no? La más miserable de todas las miserias, la más repugnante y asquerosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar a un ladrón porque otros seguirán robando, que anda se adelanta con decirle en su cara majadero al majadero, porque no por eso la majadería disminuirá en el mundo.

Sí, hay que repetirlo una y mil veces: con que una vez, una sola vez, acabases del todo y para siempre con un solo embustero habríase acabado el embuste de una vez para siempre.

Lo anterior es una hermosa pieza de refrescante vehemencia unamoniana, incluida en Vida de Don Quijote y Sancho, para ser exactos. No me pregunten por qué, pero lo he recordado al contemplar -leer, oír y ver- a la grandísima embustera, vicepresidenta primera del Gobierno ZP, doña Teresa Fernández de la Vega, quien a este paso va a necesitar una prenda Loewe con la que ocultar sus crecidísimas narices. Porque, naturalmente, lo que vende el Gobierno socialista, en aras del respeto a las ideas religiosas, es un patada en la espinilla, otra, a la Iglesia católica, que es la única que preocupa a la grandísima embustera.

Decíamos ayer que resulta un tanto difícil respetar las creencias de los no creyentes, de los agnósticos, pero hasta ahí de lejos ha llegado la filosofía zapatista, hasta el más profundo de los talantes: el respeto a las creencias del que no cree. Inconmensurable majadería.

Pero aún es más preocupante que, con algunas excepciones, las reacciones de la prensa crítica con el Gobierno (recuerden, en España hay prensa y radio crítica con el Gobierno, el problema es que ZP controla la todopoderosa televisión) han ido en la línea centro-reformista: la libertad religiosa -aseguran- no es una prioridad de la ciudadanía. ¿Quién lo ha dicho? Otrosí: ¿quién sabe lo que la ciudadanía considera prioritario? En cualquier caso, no todas las leyes deben considerarse prioritarias y urgentes, o sobrará el 95% de las iniciativas legales.

Y sí, mostrar lo embustera, sectaria y majadera que puede ser el Gobierno y su vicepresidenta primera es una necesidad, de lo más prioritaria, para terminar con la mentira y la majadería. Pero hay que decir si las propuestas son buenas o malas y por qué, no si resultan prioritarias o demorables, porque en ese caso no hace falta por qué. Y es que, como decía el mismo Miguel de Unamuno, las cosas se hicieron primero, su para qué después. Que me den una idea nueva, cualquiera, sobre cualquier cosa, ella me dirá para qué sirve. La reforma  de la Ley de Libertad Religiosa resulta tan pertinente como cualquier otra norma. Eso es lo de menos: lo peor es que una idea mentirosa, porque en el siglo XXI, en todo el mundo, la libertad religiosa, consiste, antes que nada, en permitir la libertad de los cristianos para desarrollar el culto, y es majadera, porque no es más que el viejo anticlericalismo progresista, puro odio a Cristo disfrazado de libertad democrática. El odio nubla la mente, y es ese odio el que lleva a decir a la señora vicepresidenta majaderías tales como la del respeto a las creencias de los no creyentes, teorema conocido como el del color del caballo blanco de Santiago.

Eulogio López

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