Sr. Director:
Cuando camino de Santiago de Compostela, Benedicto XVI dijo que la confrontación entre fe y laicidad tiene un importante foco en la historia y la cultura españolas, enseguida hubo quienes salieron en tromba, sin apenas haber leído las palabras pronunciadas.

 

El diagnóstico certero que trazó Benedicto XVI proponía el encuentro, nunca el desencuentro, entre la fe y el pensamiento laico. Quienes reaccionaron de forma tan desmedida, en realidad estaban corroborando cuanto el Papa había dicho.

Gregorio Peces-Barba es una encarnación de esa desmesura. Cegado por el sectarismo ideológico y el más rancio anticlericalismo, publicó un artículo en el que propone que la Iglesia Católica sea tratada con el palo. En el mismo clima se sitúan las declaraciones de la Directora del Instituto de la Mujer, Laura Seara, quien culpa a la Iglesia de todos los males que sufren las mujeres, y exhibe como los mayores logros de las últimas décadas las leyes del divorcio y del aborto. Así van nuestros próceres.

La confrontación que describía el Papa sigue presente, alimentada de forma irresponsable por intelectuales, medios y políticos. Para los católicos españoles es una ocasión de mostrar, con el testimonio, la palabra y las obras, que su contribución es decisiva para construir una convivencia civil libre y rica, capaz de afrontar los grandes desafíos del futuro. Esos que Peces y Barba y Seara ni siquiera huelen.

JD Mez Madrid