En una circular remitida por la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE) a todos los titulares de los centros de educación católica el pasado 7 de mayo, se advierte que aquellos centros que apoyen la objeción de conciencia podrían ser objeto de sanciones "como la retirada del concierto y la autorización para enseñar". Por ello, animan a los titulares a "tomar medidas" para que no se extienda "en nuestros centros" la objeción de conciencia: reuniones de padres, selección de los contenidos, etc.

Los religiosos instan a los titulares a "utilizar todos los recursos para adaptar los contenidos al Carácter Propio": cuidado en la selección del profesorado y de los libros de texto utilizados. Y eso está bien. Sólo que previamente, en la misma circular, aseguran que tras la aprobación de la LOE, hicieron esfuerzos de negociación con el MEC para garantizar el respeto del Carácter Propio. ¿En qué quedamos? ¿Está ya garantizado o no?

Y basándose en que los contenidos de EpC serán compatibles con el Carácter Propio (antes llamado ideario), la FERE anima a los titulares –como ya hemos informado- a rechazar las objeciones de conciencia que se presenten por entender que supondría una muestra de desconfianza de los padres hacia el centro.

¿Conclusión? "Nos oponemos a que la objeción de conciencia se plantee en nuestros centros". Muy claro. Por eso se muestran muy críticos con la CONCAPA que promociona la objeción en los centros concertados. Sin embargo, la FERE considera –por vez primera- que "en los centros públicos tendría todo su sentido". O dicho de otra manera: vienen a reconocer que la asignatura tiene un contenido perverso, pero que ellos harán ejercicio de cintura para dulcificarlo. ¿Resulta solidario que los centros católicos traten de boicotear un movimiento de objeción general sobre una asignatura que ‘intoxicará' a la mayoría de los estudiantes?

Pero es que hay más. El documento de la Conferencia Episcopal sobre la LOE es muy claro. Dice lo siguiente: "Los centros católicos de enseñanza, si admiten en su programación los contenidos previstos en los Reales Decretos, entrarán en contradicción con su carácter propio, informado por la moral católica. El Estado no puede obligarles a hacerlo, si no es vulnerando el derecho a la libertad de enseñanza y a la libertad religiosa. Los centros estatales, por su parte, al tener que impartir esta asignatura perderán su obligada neutralidad ideológica e impondrán a los alumnos una formación moral no libremente elegida por sus padres o incluso expresamente contradictoria con su voluntad cuando éstos hayan elegido para sus hijos la enseñanza de la Religión y Moral católica. Los padres y los centros educativos deben actuar de modo responsable y comprometido en favor de sus derechos educativos y de la libertad de conciencia".

¿No es actuar de manera responsable y comprometida objetar en conciencia? ¿Por qué la FERE se atreve a boicotear a los mismos obispos? ¿Quizás porque el ‘pacto de Rubalcaba' les ofreció beneficios inconfesables?

Y aquí no acaba la cosa. Porque como ya hemos informado, la FERE se dedica a pasear al ‘filósofo' José Antonio Marina como el referente católico de Educación para la Ciudadanía. Y Marina señala lo siguiente: "Necesitamos una educación en valores comunes, transculturales, universales, más allá de la moral y de las religiones, que es lo que llamamos "ética". Me explicaré. El derecho a la libertad de conciencia es una norma ética, que protege a todas las religiones y que, por lo tanto, todas las religiones deben acatar". Es decir, la ética sincrética, y universal por encima de las religiones y de la moral. ¿Es este el Carácter Propio de los centros católicos?

Por último, Marina afirma "comprender" la preocupación de los padres. "Pero en algunos críticos de la EpC me parece detectar un peligroso escepticismo acerca de la posibilidad de enseñar una ética universal. Es una creencia muy extendida, basada en el monopolio moral que han ejercido siempre las religiones, y que a estas alturas no se puede aceptar". ¿Considera la FERE que las religiones han ejercido un monopolio moral que hay que superar? ¿En esto consiste el ‘pacto de Rubalcaba'? ¡De Castro, dimisión!

Luis Losada Pescador