El contrato del suministro de energía eléctrica del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) es el más importante de España, aunque no el más rentable. Compañías eléctricas hay que no acuden al concurso porque saben muy bien el dinero que han perdido en el pasado. Ahora bien, se considera que es un contrato típico del mercado libre de energía, del que no camina por la tarifa. Es, por decirlo así, el arquetipo de la liberalización eléctrica que pretende el Gobierno socialista. Bueno, en principio todos los gobiernos.
Sin embargo, este año ha sido el propio ente público el que ha decidido subastar en el mercado libre sólo algunos puntos de suministro del contrato y en el resto acogerse a tarifa. A eso se le llama predicar con el ejemplo.
La verdad es que nada más lógico en un sector del ADIF, que pretende la mayor rentabilidad para su empresa, porque lo que está ocurriendo es algo tan simple como esto : con la excepción de Endesa, que lleva a cabo una muy agresiva política comercial, resulta que todas las compañías eléctricas están llevando clientes del mercado libre hacia la tarifa. Es decir, que no caminamos hacia la liberalización sino justo al revés.
Es más, algunas compañías obligan a sus clientes a renegociar contratos ya firmados o a dejar de suministrarle en tarifa libre aunque tengan que pagar una indemnización. Y es que, con el coste de las materias primas, hoy más que nunca, liberalización eléctrica es igual a inflación.
Es más, las compañías ya han advertido al ministro José Montilla que diciembre puede haber supuesto un tremendo retroceso en el mercado liberalizado, y que, una de dos: o se suprime la tarifa como pide Iberdrola o se sube el precio de la luz para todo quisque, mucho más que el 4% largo de subida del precio de la luz acordado para 2005.