El consejero delegado, Maurizio Carlotti, pretende situarle como director de informativos, pero, sobre todo, como presentador de un telediario. Si Lara se atreve, el PSOE se volverá contra él. El icono informativo del Aznarismo fue víctima de la campaña más dura del zapaterismo
En la boda de SAR Felipe de Borbón con doña Letizia Ortiz Rocasolano, coincidieron en la cola de invitados el matrimonio Caldera (ministro de Trabajo y hombre de confianza de Rodríguez Zapatero) y Alfredo Urdaci, director de informativos saliente de RTVE. Pues bien, a pesar del ambiente distendido y festivo, Caldera le negó el saludo a Urdaci y rehusó darle la mano. Nótese que en ese momento el PSOE ya había ganado las elecciones y alcanzado el poder, pero lo de Urdaci no era una pelea política: era una cuestión personal.
El mismo Zapatero, cuando su éxito del 14-M parecía imposible, gustaba elevar el decaído ánimo de los suyos con la siguiente broma, mientras señalaba el aparato de televisor: ¿Os imagináis? Urdaci, ahí, anunciando el triunfo electoral socialista.
Lo cierto es que Urdaci no era un hombre de confianza del Partido Popular cuando esté llegó al poder, en 1996. No figuraba entre los favoritos de Miguel Ángel Rodríguez, quien sólo confiaba en Ernesto Sáenz de Buruaga (aunque la veda, también confinaba en Miguel Ángel Sacaluga, y tardó un par de meses de trabajo en Moncloa para darse cuenta de que su confidente no era más que el submarino del PSOE en el ente público) y poco más.
Urdaci comenzó a medrar en Radio Nacional de España, con Javier González Ferrari como director de la radio pública. Dirigía el informativo de las mañanas y el nombre llamó la atención del Aznarismo, quien preguntó a Ferrari por los apellidos de Urdaci. La respuesta fue:
-Alfredo es ferrarista.
Ahí empezó su carrera, que luego dio el gran salto de la dirección de informativos de RTVE, siempre a la sombra de Ferrari y acogiendo todos aquellos fichajes que le soplaba su superior, e incluido el de la hoy Princesa de Asturias, doña Letizia Ortiz a quien ha defendido en su libro Días e Ruido y furia.
El caso es que el gris Urdaci se convirtió en la imagen del Partido Popular y en el mejor informador (manipulador, si se quiere, dado que el puesto de director de informativos de la TV pública conlleva la manipulación de la información al servicio del Gobierno, algo inevitable) del Gobiern frío, sin provocar adhesiones, pero tampoco rechazos.
Salvo en el PSOE. Zapatero, un hombre que nunca olvida un agravio, se consideraba agraviado por Urdaci desde las elecciones vascas de 2001, cuando todo su cometido en el PSOE era ser le jefe de campaña de la candidata socialita Rosa Díez. Zapatero se empeñó en que Urdaci estaba minusvalorando a Díez y desde entonces no le ha perdonado.
Total, que los socialistas, apoyados por el grupo PRISA; y en especial por los guiñoles de Canal Plus, convirtieron a Urdaci en mucho más que un periodista: en un personaje público a batir. Así llegó la masacre del 11-M y socialistas y polanquistas lograron que Urdaci fuera un personaje más pasado a través de los teléfonos móviles que José María Aznar o Ángel Acebes.
Urdaci parecía un personaje quemado, y el Partido Popular tampoco le apoyó. Se convirtió en un personaje de Internet, y en el periodista sobre el que se ha realizado la campaña más cruel en la historia democrática española. Hasta tuvo problemas para conseguir la excedencia en RTVE, a pesar de ser un funcionario de la Casa.
Sin embargo, Urdaci aguantó y lanzó su libro, un éxito de venta y una defensa convertida en ataque hacia la manipulación socialista. No se perdió en el olvido y ese es el argumento que utiliza el consejero delegado de A-3 TV, Maurizio Carlotti, quien considera que Urdaci es un buen reclamo para los informativos, algo en lo que Carlotti nunca ha creído mucho, pero que le está dando mejores resultados de lo esperado. Así, Urdaci podría sustituir incluso a la actual directora de informativos, Gloria Lomana, aunque a Carlotti le interesa mucho más el impacto que tendría la vuelta de un personaje público como Urdaci a la edición de un informativo.
Eso sí, el presidente, José Manuel Lara, considera que sería una bofetada al tripartito catalán, unas relaciones que Lara, cuyo imperio radia en Barcelona, siempre ha pretendido cuidar mucho. Por el momento, Lara pretende mantener buenas relaciones con los socialistas y con el Partido Popular, a partes iguales, Incluso accedió a entrar en Avui, estandarte del nacionalismo catalán siempre al borde de la ruina.
Es igual: Carlotti quería dar la campanada e insiste en Urdaci, al igual que insisten en que A-3 TV debería comprar El Mundo. Todo es cuestión de empeñarse