Nuestra primera valoración es de manifestar que este retroceso de siglos en el reconocimiento de derechos, ha utilizado a la mujer como moneda de cambio para lucro de empresarios sin escrúpulos que, ellos sí, se verán beneficiados por esta ley.
En segundo lugar queremos expresar que nuestra mayor tristeza es que se pretenda convertir en derecho un delito que repugna a cualquier persona de bien y que la ayuda a la mujer embarazada no exista ni en la ley ni en las intenciones de quienes dicen buscar la seguridad de la mujer.
Queremos agradecer su esfuerzo a todas las personas que desde la política, la sociedad civil, los medios de comunicación o a nivel particular están librando esta batalla por la vida porque ese trabajo antes o después da su fruto y es siempre fruto bueno y para todos.
No nos gustaría estar en la piel de los que han puesto el pulgar hacia abajo en este circo de mentiras y de injusticia. Podrán abrazarse para celebrar que han podido más que el grito silencioso de esos hijos indefensos y que el dolor de hombres y mujeres destrozados que han pedido parar ya esta locura de muerte, pero la historia y sus propias conciencias les pasarán factura. Esto no es una amenaza, es tan real como la vida misma.
Esperamos que reflexionen y les deseamos que no tengan que beber en sus propias vidas ni en la de sus familiares cercanos la hiel de la muerte que por ley están legitimando.
La verdad no se aplasta con un puñado de votos y un par de frases amañadas y huecas. La verdad de cuela como la luz por cada rincón y descubre la realidad que no se ve en la oscuridad ni en la mentira. Por ello estamos esperanzados, porque la vida está ganando el debate social y cada vez son más las personas que, sea cual sea su pasado, quieren que las cosas cambien y España supere épocas pasadas de muerte e injusticia.
Seguimos trabajando, como siempre hemos hecho pero ahora con más empuje si cabe y con cada vez más manos para construir la cultura de la vida, cuyo triunfo está cada vez más cerca.
Alicia Latorre Cañizares, Presidenta