El programa Ankawa suponía la vuelta de la televisión pública española a la programación infantil en horario de máxima audiencia. Algo tremendamente extraño al zapatismo, cuya principal obsesión consiste en manipular a la infancia, para ser más exactos, en manosear la inocencia de los niños.

Así que, naturalmente, Ankawa tenía trampa. En definitiva, el programa de Bertín Osborne, en horario de máxima audiencia, se ha convertido en el ariete ideológico para vender la bondad de los gays con los niños, es decir, en un instrumento político para que la sociedad acepte la adopción de niños por homosexuales, precisamente el trágala de la ley del matrimonio gay, aprobada el pasado mes de julio. Las encuestas decían que a la población española le importa poco el matrimonio gay, pero no acepta que a los niños los eduquen gays.

Pues bien, Bertín ya ha llevado a la pantalla, como dulce y romántico interlocutor de los niños, a Jorge Cadaval y a Boris Izaguirre. Es lo que se denomina un verano ideológico.