El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González (en la imagen) ha prometido que para el próximo curso todos los padres madrileños podrán elegir el colegio donde desean llevar a sus hijos.
Se suprimen las zonas escolares y aún habrá más presión sobre los colegios buenos, en particular sobre los colegios católicos, y menos sobre los malos. Es una buena cosa, desde luego, pero sigue sin ser la solución final.
La solución final es el cheque escolar. Que cada padre sea dueño de la financiación y pueda lleva a sus hijos al colegio que desee. Naturalmente, la izquierda no desea el cheque escolar porque se subiría lo que tanto desea ocultar: que casi todos los padres quieren llevar a sus retoños a la escuela privada porque la consideran mucho mejor que la alabada escuela pública.
La derecha teme menos el bono escolar que la izquierda, pero también lo teme.Primero, porque el poder prefiere tratar con unas decenas de empresarios antes que con millones de padres. Esta segunda opción resulta insufriblemente democrática.
En segundo lugar porque casi todos los padres querrían llevar a sus hijos a los mismos colegios... demostrando que no sólo la enseñanza privada es mejor que la pública (y más barata para el Estado) sino porque también hay diferencia de calidad entre los privados. De hecho, el cheque escolar es un sistema tan justo, tan formidable... que habría que aplicarlo gradualmente.
Si hablamos, en serio, de regeneración de España, de una España que desprecie por envejecimiento y por falta de formación de las nuevas generaciones, estaremos hablando de dos cosas muy sencillas, que no simples: cheque escolar y salario maternal. O mejoramos la educación y aumentamos la natalidad o este país no saldrá jamás de la crisis... ni de la económica ni de ninguna otra.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com