Grecia está quebrada porque don Mercado Financiero la hizo quebrar.
"Todos deben medir ahora sus palabras con suma precaución. Lo que no necesitamos es nerviosismo en los mercados financieros. La inseguridad es ya demasiado grande". Lo dice Ángela Merkel, canciller alemana y número 1 de Europa

Y esto es bello e instructivo, porque ha sido ella y sus ministros quienes más nerviosismo han provocado con sus palabras durante los últimos meses. Los españoles todavía recordamos cuando, a mediados del pasado mes de junio, a preguntas de los periodistas sobre la situación financiera de nuestra deuda soberana, doña Angela se despachó con las siguientes palabras: "Si lo desea, España puede acudir al fondo de rescate". Naturalmente, nuestra prima de riesgo se disparó. Un empresario español aseguró que aquella declaración le recordaba el famoso titular con el que un periódico neoyorquino informó de la llegada del arzobispo de Canterbury a Nueva York. El prelado fue preguntado por el plumífero acerca de la proliferación de prostíbulos en aquella ciudad. Su Ilustrísima, cogido en fuera de juego, expresó su desconcierto: "¡Ah!, ¿Hay muchos burdeles en esta ciudad?". Horas después, el inocente estupor clerical de su Eminencia se había trasformado en el siguiente titular: "Primeras declaraciones del arzobispo de Canterbury: 'Hay muchas casas de putas en Nueva York'" .

Aún mejor -es decir, peor- fueron las razones alegadas por la canciller alemana para solicitar prudencia durante la mañana del martes. Porque claro, ha venido a declarar, que lo que se impone es "hacer todo lo posible para mantener unido el espacio del euro, ya que podría darse con suma rapidez un efecto dominó no deseado", así como "procesos incontrolados en otros países".

Traducido: que Grecia no está quebrada pero si seguimos diciendo la verdad -esto es, que Grecia sí está quebrada- nos podemos encontrar con la quiebra de Irlanda, Portugal, España, Italia y... "otros países". ¿Comprenden ahora por qué el deporte más popular en Grecia consiste en quemar banderas alemanas? Comenta Merkel que la política económica tiene un 50% de psicología -la que le falta a ella, supongo-. Se le olvidó decir que el 50% restante es codicia.

Peor todo es suceptible de empeorar. El otro psicólogo del planeta, de nombre Barack Obama, añadía leña al fuego al asegurar que los mayores problemas eran España e Italia. Muy agradecido, Sr. Obama. Por cierto, esto lo dice el presidente de un país cuya deuda sobre el PIB está en el 100%, mientras en España no alcanza el 75%. Y se supone que es el sobreendeudamiento la causa de todos los males en la zona euro. La diferencia es que España apenas tiene margen para monetizar su deuda, mientras que Estados Unidos la tiene ilimitada.

Veamos: Grecia está quebrada porque gastó más de lo que ingresó, ciertamente, y porque sus políticos irresponsables emitieron deuda para pagar la diferencia entre ingresos y gastos y ahora no pueden pagar esa deuda. La economía financista funciona como una familia que no tuviera para llegar a fin de mes ni para pagar la hipoteca y que, al mismo tiempo, pidiera un crédito para irse de crucero. Eso es cierto. Ahora bien, Grecia también ha quebrado porque ha sido extorsionada por don Mercado Financiero que le hace pagar un interés del 24% por un bono a 10 años (los alemanes pagan el 2%). Y entonces, si los inversores -entre ellos muchos alemanes y franceses- son tan listos, ¿Por qué extorsionan a Grecia si saben que puede acabar en default? Pues porque Grecia forma parte de Eurolandia y esos especuladores saben que alguien acudirá en socorro de Grecia mediante ese conjuro mágico llamado rescate. Por eso abusan.

¿Qué ha ocurrido en Europa? Pues que la conjunción de políticos irresponsables y especuladores codiciosos ha provocado un estado de quiebra de tales dimensiones que ningún rescatador puede asumir. La burbuja ha crecido demasiado.

¿Y todo esto es el fin? Pues bueno no es, pero la quiebra de Grecia puede representar algo estupendo si sirve para que los políticos sean menos irresponsables y los especuladores no se pasen. Tanto uno como otro solo aprenden a fuerza de golpes en sus órganos más sensibles: la poltrona y el bolsillo.

Además, puede haber una consecuencia ulterior, la mejor de todas, de la quiebra griega: que la Unión Europea se vea obligada a ofrecer más fondos a Grecia -fondos, no créditos- porque ésta no tenga ni para pagar las pensiones de sus ancianos. Con todas las exigencias de nuevos ajustes que se quiera, pero tendiendo la mano. Eso sería volver a la Unión Europea de la solidaridad, la de lo padres fundadores, que, desde los últimos años del pasado siglo, se ha convertido en la Europa de don Mercado Financiero.

Si algo no se puede hacer con el deudor es arruinarle más, porque entonces no pagará nunca.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com