Muy modosita ella, Maria Aliojina, la rapera de Pussy Riot, amnistiada por Vladimir Putin, nos informa de que no le gusta salir de prisión mediante un indulto y que su liberación no es sino una obra de propaganda del Gobierno ruso.

Sus compañeras también han salido de la cárcel después de ella, y aseguran, en la misma línea, que ellas no querían ofender a los creyentes ortodoxos. Sólo hicieron una parodia blasfema en mitad de la catedral ortodoxa moscovita, pero lo suyo era una opción política y una demostración de libertad de expresión.

Yo propongo que los creyentes ortodoxos deberían acudir a los domicilios particulares de estas tres 'artistas' para, verbigracias, rezar el rosario o, más mejor, para burlarse de ellas y de sus familias. Pero en sus propios domicilios.

Y no lo harían para molestar, claro, sino como una libre opción de crítica política y de libertad de expresión.

Eulogio López

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