Sr. Director:
Ahora sí que  la  nacionalista Chacón quiere acabar con las Fuerzas Armadas, ayudada por la complacencia y cobardía de los Altos Cargos militares que no saben o quieren defender la honra del Ejército español
.

Ahora sí, la señora (¿) ministra se frotara las manos satisfecha porque de seguir así, la amiga y seguidora del independentista Rubianes, verá cumplida lo que siempre ha deseado: la anulación de las Fuerzas Armadas. Se empezó con la vidriera de la Academia de Infantería, siguiendo por la prohibición de honores militares en el Corpus toledano, continuando con que no se cante la Salve Marinera o que la Legión se quitara el chapiri, cosa que no logró, pero sí el nuevo modelo de enseñanza militar, más parecida a la universitaria que a la militar, quitando con ello las oposiciones a alumnos que las hacían con espíritu militar .

Ahora intenta imponer la Nueva Ley Orgánica de Régimen disciplinarios en la que ningún militar podrá ser arrestado por dejar de saludar a un superior o por vestir incorrectamente  el uniforme. Es decir, que si un inferior se niega a saludar militarmente a su superior o va por ejemplo con la guerrera quitada no podrá serle llamada la atención ni imponerle un arresto, pero sí le podrán imponer una sanción económica.

Estamos viendo cómo uno de los pilares del Ejército, la disciplina, está siendo derribado. Y si la señora Chacon se fijara en las Fuerzas Armadas de otros países vería que la disciplina militar es férrea. Contemple a los marines americanos, vea el ejército chino o el francés, estudie al inglés y comprobará lo que le digo (aunque usted ya lo sabe, claro), pero lo importante para la llamada Ministra de la Defensa (¿de qué), es que los alumnos de la Academia Militar olviden aquel Decálogo del Cadete, que en su punto II, dice Tener un gran espíritu militar, reflejado en su vocación y disciplina. Pero naturalmente al Gobierno al que pertenece, no le interesa unas Fuerzas Armadas que sean disciplinadas y sí tener unos Altos Mandos, que con tal de seguir en el sillón, afirmen a todo que sí, aunque ello lleve consigo el deshonor. Que Dios se lo demande..

Lo que no acabo de comprender es que S. M. el Rey, Jefe supremo de las Fuerzas Armadas haya olvidado el Decálogo del Cadete.

Mariano Cañas