Desalojar más de 70.000 personas del estadio de fútbol más emblemático de España no se hace sin ninguna razón. Los medios más adictos al Zapaterismo resaltan que la evacuación fue un éxito, porque no se produjeron escenas de pánico ni aglomeraciones. Lo cierto es que la evacuación en sí misma fue un gran fracaso. Amenazas de bomba se reciben en el Santiago Bernabéu en todos los partidos, pero una orden tan taxativa como la de evacuar un estadio no se suele dar si no se ha encontrado el objeto sospechoso.
A cambio se vació un estadio y se colapsó el centro de Madrid: ¿Qué ocurrirá ahora cuando se produzcan nuevas amenazas? Por lo demás, la diplomacia española está preocupada por la imagen de inseguridad que ha dado una ciudad que pretende realizar los Juegos Olímpicos de 2012.
Al ministro del Interior, José Antonio Alonso, le queda ahora la difícil tarea de defender en público una decisión que, doce horas después de los hechos, él mismo considera un error.