Patrocinados por el ministro de Industria, José Montilla, Jaume Roures y José Miguel Contreras quieren convertirse en la referencia cultural del progresismo. Roures se convierte en el líder de los actores antibelicistas, mientras Contreras controla RTVE a través Mario García de Castro. Las relaciones del nuevo poder emergente con Polanco son excelentes. Si se cierra la fusión, la compañía tiene previsto convertirse en la gran productora audiovisual en lengua castellana

Decíamos ayer que José Miguel Contreras se había convertido en el ideólogo de la televisión pública socialista. Contreras es un especialista en audiencias televisivas. Un admirador de Felipe González, el hombre que señaló a Caffarel como la directora más adecuada para el Ente público RTVE (y también más manejable). Pues bien, a sus muchos títulos hay que añadir que es el primer accionista de Globomedia y líder de esta productora, cuyo capital comparte con el Grupo Vocento, Emilio Aragón y el productor Daniel Écija. Aunque Caffarel le deba su puesto, Contreras controla el día a día de TVE a través de uno de sus hombres: Mario García de Castro, director de Gabinete de la mencionada Caffarel.

García de Castro procede de GECA, la empresa de medición de audiencias que siempre ha estado ligada al Partido Socialista y al Grupo Prisa. GECA es una creación de José Miguel Contreras (como también hemos informado, amigo personal de Miguel Barroso, secretario de Estado de Comunicación) y en su día pretendió hacerle frente a Sofres a la hora de medir audiencias televisivas. GECA era, también, la que facilitaba munición informativa al socialista Alfredo Pérez Rubalcaba para sus puestas en escena en el Congreso de los Diputados. Posteriormente, GECA se fusiona con Globomedia y nace el Grupo Árbol. O visto de otra forma, Contreras da un nuevo salto en su carrera.

Todo esto sucede en Madrid. Pero Barcelona también tiene su mucha parte en esta historia. La cosa empieza con Mediapro, creada por un hombre llegado de la izquierda socialista catalana; una izquierda, por cierto, bastante radical. Hablamos de Jaume Roures. Necesitado de tender puentes con el Gobierno de Jordi Pujol, que se le quedaba un poco a la derecha, Roures se alía con Tacho Benet de TV-3. Descubre que la intermediación en derechos deportivos representa un verdadero chollo. Con el apoyo de CiU y, sobre todo, de los socialistas catalanes (muy especialmente del actual ministro de Industria, José Montilla), Roures firma el acuerdo de retransmisión de los partidos del Barça con Telefónica Media (cerca de 400 millones de euros por cinco años, más incentivos, dependiendo de los resultados del equipo). Roures tiene tanto éxito que marca precio. Se da la misma cifra y en las mismas condiciones en las que el Real Madrid firmará por cinco años con Sogecable. Mediapro también descubre que puede ofrecer a los canales muchos servicios audiovisuales: unidades móviles, retransmisión, etc. Por ejemplo, ahora mismo, A3-TV quiere utilizar a Mediapro para externalizar parte de sus Servicios Informativos. Pero las ansias ideológicas de Roures no estaban saciadas, necesitaba entrar en contenidos. Así, se alía con el productor Elías Querejeta para producir la película Los lunes al sol, todo un éxito. Gracias a este film, Roures se convierte en la estrella de la famosa Gala de los Goya (invierno de 2003), en los que el cine español se revolvió contra Aznar y su política en Iraq. Querejeta y Javier Bardem, protagonista del film, parecían unos moderados chicos de Nuevas Generaciones frente a un Roures transido de ideales pacifistas que soltó un verdadero mitin en el escenario. Pues bien, ahora con el ministro Montilla, virrey de Cataluña en Madrid, como gran valedor, Contreras y Roures negocian una fusión en Globomedia y Mediapro para crear la gran productora socialista capaz de ofrecer toda la panoplia de servicios audiovisuales. Tienen capital, tienen contactos y, sobre todo, tienen clientes. A día de hoy, cuentan con el mejor de los clientes, el que paga con dinero público, RTVE.

Y a partir de ahí, pueden crecer todo lo que deseen. Pueden comprarse periódicos como Avui, quieren lanzar canales de televisión o podrían absorber a Endemol. Con esos mimbres, cualquier cosa es posible. De esta forma, el Zapaterismo contaría no sólo con un gran grupo mediático como Prisa o Sogecable, sino, y no es menos importante, con una gran productora de contenidos.