Sr. Director:
Sr. Rojo, usted, sin el menor atisbo de sonrojo, ha sobrepasado la línea roja de la decencia para instalarse en la más descarada indecencia, desde el mismo momento que ha lanzado a la opinión pública el exabrupto de decir que las pensiones de los políticos no tienen que entenderse como privilegios sino como excepcionalidades.
Sr. Rojo, usted, sin el menor atisbo de sonrojo, ha sobrepasado la línea roja de la decencia para instalarse en la más descarada indecencia, desde el mismo momento que ha lanzado a la opinión pública el exabrupto de decir que las pensiones de los políticos no tienen que entenderse como privilegios sino como excepcionalidades.
Le recuerdo que tanto usted como todos los senadores y diputados han sido elegidos por el pueblo español para servirle y no para servirse, y con sus soeces palabras denota que ocupa un privilegiado escaño más para lo segundo que para lo primero.
Con sus inmorales declaraciones ofende a millones de trabajadores, que están viendo como se nos exige un sacrificio extra para atenuar una catastrófica situación, de la que de ninguna manera somos responsables, mientras tanto usted pide excepcionalidades para la casta política.
Desde estas humildes líneas le insto a que haga acto de contrición y opte por no presentarse a la reelección en las próximas elecciones.
Manuel Villena Lázaro