Si el Gobierno se atreve a lanzar ya la TDT de pago beneficiará a La Sexta y perjudicará a la Cuatro, si no, lo contrario. ¿Y qué?

Eso no tiene más importancia que la triste comprobación de que en la mayoría de las democracias gobernar es intercambiar favores entre administración y administrados, según el consabido hoy por ti mañana por mí, trasunto del clásico do ut des.

No, lo importante no es la TDT de pago sino la TDT. La tecnología digital estaba llamada a multiplicar el número de señores que poseían una televisión, es decir, el pluralismo informativo. Por contra, la gran estafa del Gobierno Zapatero ha consistido en repartir los canales de alcance nacional entre los mismos de siempre, los que ya poseían analógico (tras introducir a un nuevo invitado, claro está, La Sexta, que sólo regaña a Zapatero cuando considera que se comporta de forma poco zapatista).

Era el gran salto tecnológico... que ha servido no para romper el monopolio, sino para afianzar el oligopolio. La TV en España sigue controlada por cuatro grupos. A saber: PRISA, Mediapro, Planeta, Mediaset. Bueno, para disimular, se les ha ofrecido las migajas a Vocento y Unedisa.

En cualquier caso, el oligopolio se refuerza y el pluralismo informativo decrece, reducido a dos opciones: el progresismo de izquierdas y el progresismo de derechas. ¿Y qué prefiere usted, el monopolio o el oligopolio? Yo prefiero lo primero, porque casi aporta lo mismo y es menos falso. Todo el mundo sabe a qué atenerse. El oligopolio, por contra, engaña. Es lo mismo que elegir entre monarquía absoluta o feudalismo. Yo me quedo con la monarquía, siempre ha ofrecido más garantías de libertad que la aristocracia feudal.

Y sí, tiene usted toda razón: el pluralismo es la esencia misma de la democracia.

Por cierto, ¿qué ideario falta en la TV española actual? Preferentemente uno: el ideario cristiano.

Eulogio López

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