El Corte Inglés ha refinanciado su deuda. Curioso: las refinanciaciones  siempre se venden como un éxito cuando lo cierto es que son, por naturaleza,  un fracaso: significa que el prestatario debe más sólo que a más largo plazo. El peso de la deuda, que le dicen.

En su momento, Isidoro Álvarez (en la imagen), presidente de El Corte Inglés, fichó a Magda Salarich, pero la cosa no funcionó, así que Salarich se marchó al Santander. Pero ahora el Santander, desde su posición como principal acreedor de los grandes almacenes, se ha hecho con el control del negocio financiero a plazo de El Corte Inglés, seña de identidad de la marca. Vamos, que a lo mejor Salarich vuelve a influir, sólo que desde fuera.

El Corte Inglés siempre llevó a gala su autofinanciación, la clave de su éxito. Pero cayó el consumo y, en lugar de reducir actividad, decidió endeudarse. Mal camino, que Álvarez debería cortar cuanto antes, aunque sea a costa de empequeñecer el negocio y de desinvertir (o al menos de no invertir).

En El Corte Inglés dicen que no, que hay que seguir creciendo y esperar a que el consumo repunte. Espero que acierte, porque es una empresa clave en la economía española. Pero, en cualquier caso, lo peor sería que el espíritu financista de Emilio Botín pesara demasiado en la gestión de unos centros comerciales cuyo éxito histórico consiste en una filosofía muy clara y muy exitosa: somos tenderos. Y encima, tenderos de calidad.

El Corte inglés se parece a la prensa española. España es curiosa en este aspecto: no acepta la prensa amarilla (aunque sí la televisión amarilla, la telebasura). Pues bien, El Corte Inglés demostró que a la gente no le gusta las tiendas-basuras, sino las tiendas de calidad. Esperemos que su entrada en el proceloso mundo del endeudamiento financiero no le haga acabar como la prensa... que sigue siendo de calidad pero vive en agonía financiera.

Eulogio López

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