Sr. Director:

Hablando con un amigo sobre el artículo de Josep Miró i Ardèvol (6/9/2004, La Vanguardia) me comentó que ha estado unos meses en África durante este verano y tuvo que acudir a un hospital. Me dejó alucinado al decirme que no tenían ningún tipo de material para curar un corte que se hizo en la pierna. Únicamente tenían cajones y cajones llenos de preservativos. Y la historia se repitió en dos hospitales más.

¿Creen que un país puede vivir así? ¿No sería mejor enviar medicamentos y material útil, y comida antes que preservativos a África? ¿Se muere más gente de hambre o de sida? ¿Podemos jugar con la vida de los demás? Creo que no es problema de preservativos, de hecho llevamos más de 10 años enviando preservativos y el índice del sida no ha hecho más que aumentar. Increíble casualidad, pero en Europa también ha aumentado desde que el acceso es más fácil.

¿Creen que la principal y única función del preservativo es evitar el contagio del VIH, o satisfacer una atracción?

¿Por qué colocan máquinas de preservativos en los lavabos de colegios y universidades? ¿No sabía que el sida fuese la principal causa de mortalidad entre los jóvenes catalanes? ¿Para prevenir? La única cosa que se enseña, es que el sexo es un juego, donde no hay responsabilidades. Como muy bien dice la ministra Salgado: "El verano es una estación propicia para disfrutar de parejas ocasionales". Parejas que se rompen. Abusos sexuales. Redes de prostitución. Violencia doméstica. ¿No tendrán algo que ver con la imagen y función del sexo que da la sociedad?

David Burniol

davidburniol@hotmail.com