Por el contrario, hemos vivido un vergonzoso apoyo español a la censura china durante las olimpiadas. El presidente del COE, Alejandro Blanco amenaza a los deportistas españoles con el billete de vuelta si hablan de política o religión

A cada uno lo suyo. Por esta vez, el único medio español que ha tenido agallas para tratar el asunto con la rotundidad que merece la gravedad de los hechos, ha sido el diario El País. Hablamos del lamentable discurso del presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, a los periodistas españoles presentes en Pekín para las Olimpiadas. Como es sabido, la Carta Olímpica advierte que los deportistas no pueden realizar declaraciones políticas o ideológicas en las instalaciones olímpicas. Eso parece lógico. Ahora bien, Blanco interpretó de forma extensiva esta prohibición a cualquier ámbito mientras los deportistas estén en China. No sólo eso, convertido Blanco en una especie de defensor de la tiranía china, amenazó a los atletas con devolverles a casa al menor incumplimiento. No las autoridades chinas, ni tan siquiera el COI sino el propio Comité Olímpico Español.

Por si no había quedado claro, Blanco afirmó que no permitiría ningún tipo de propaganda, ojo, ni declaración a medios informativos, de tipo política, religiosa o racial. Esto último no sabemos lo que significa, pero lo de religioso lo tenemos muy claro: en una dictadura que ha conculcado el derecho a la libertad religiosa, especialmente de los cristianos, el presidente del COE emplea el despectivo término propaganda y, de esta forma, lo que imponen es la mordaza. Por ejemplo, si un deportista española quisiera ir a misa el próximo domingo –cosas que no podrá hacer, porque la Iglesia Católica es clandestina, ¿estaría haciendo propaganda antirreligiosa? Con señores como Blanco, desde luego que sí.

Naturalmente, otros asuntos, como el Tibet, o el asalto a una comisaría en Kashi, cuyo balance ya supera los 20 muertos –o la menos eso es lo que sabemos-, no se puede ni mencionar

Un discurso de matón, el del máximo representante del deporte olímpico español, que refrenda la actitud del canciller español Migue Ángel Moratinos quien, como Blanco, considera que China avanza hacia el respeto a los derechos humanos, a pesar de que la escasa información que sale de la mayor dictadura del mundo parece señalar todo lo contrario.

Por si fuera poco, el ex presidente del COI, el español Juan Antonio Samaranch también se ha mostrado partidario de que los deportistas no hablen de política, dentro de esa consideración del deportista como un sujeto de músculo sin corazón ni cerebro.

Por cierto, si contra alguien lucha la tiranía de Pekín y su presidente, le inefable Hu Jintao, es contra Internet. Una población de 1.100 millones de seres humanos tiene las puertas cerradas a la WWW, el mayo espacio de libertad expresión del que dispone hoy la humanidad. Esta vez, nuestra más entusiasta felicitación a El País.

Y por cierto, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz ha admitido a trámite una querella contra el gobierno chino por la represión en el Tibet. Y el asunto tiene su enjundia en vísperas de la inauguración de los Juegos, porque es la primera vez que uno de los jueces estrella de la Audiencia admite una querella por atentados contra los derechos humanos a una tiranía "en activo" y no a un tirano jubilado. Y no es menos novedad que esta tiranía a la que se quiere llevar a los tribunales sea una de las potencias mundiales y, además, de izquierdas. Asimismo, y sin que sirva de precedente, bien por Santiago Pedraz.